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Dawn, de 53 años, que trabajaba en diseño instruccional, quería tomarse la vida con más calma. Roger se pasó un año investigando casas rodantes antes de comprar una. “Fuimos a muchas
exhibiciones de vehículos recreativos”, dice. Decidieron comprar una casa remolcable de “quinta rueda”, que se engancha a una camioneta u otro vehículo grande. Compraron una Ford F250 diésel
para “dejar una menor huella de carbono”. La caravana, indica Dawn, tiene techos de 13 pies de altura, muchas ventanas, un dormitorio con una puerta que se cierra, una cocina con un
fregadero doble, amplías encimeras, una isla, dos despensas y paredes deslizantes que se ensanchan para transformar el vehículo de 37 pies en aproximadamente 400 pies de espacio habitable.
Cuando sus tres hijos se hicieron mayores y dejaron de vivir en casa, los Haas vendieron su vivienda de cinco dormitorios en el 2019 y compraron una pequeña casa de una sola planta en
Macedon, Nueva York, con un área pavimentada para estacionar el vehículo recreativo. De esta manera, explica Dawn, si el coronavirus se convierte en un problema, podrán trasladarse a la casa
rodante y “aislarnos si tenemos visitas”. Aunque los Haas habían viajado antes en una caravana, este estilo de vida es relativamente nuevo para ellos. Se hicieron socios de Harvest Hosts
(en inglés), una red de personas que permiten que se estacionen vehículos recreativos en su propiedad sin ningún cargo. Ahora, cuando viajan, tienen la opción de quedarse en huertos,
granjas, viñedos, cervecerías y atracciones participantes en la red, en lugar de acampar en un parque estatal o campamento. Dawn recuerda cuando pasaron una noche en una granja en Misuri,
“contemplando las estrellas y escuchando a los coyotes en la distancia”, y otra noche en una pista de esquí en Ohio donde admiraron las vistas al subir y bajar en el telesilla. See more
Salud y bienestar offers > Dawn Haas recoge manzanas en el vergel donde estacionaron su casa rodante durante un viaje de Nueva York a los Ozarks en Misuri. Cortesía Dawn Haas Con el
tiempo, dice Dawn, quieren trabajar juntos como pareja para complementar sus ingresos de jubilación, y han estado mirando workingcouples.com (en inglés), un sitio web con listados de empleos
en todo el país. Les gusta la idea de dirigir un campamento algún día (en inglés). VIAJEROS CON UNA MISIÓN Algunos propietarios de vehículos recreativos se convierten en voluntarios
ambulantes a través de grupos de afiliación religiosa u otras organizaciones que los conectan con comunidades necesitadas. Anne y Max Armstrong, jubilados de Remlap, Alabama, no quisieron
“pasar la jubilación esperando a que llegara la hora de cócteles cada día. Necesitábamos un propósito”, explica Anne. Ella es una enfermera profesional jubilada y él, también jubilado,
dirigía los servicios de manejo de emergencias en su condado. A través de su iglesia metodista se unieron a Nomads On a Mission Active in Divine Service (en inglés), que conecta a
voluntarios con proyectos de servicio comunitario en todo el país. En enero del 2020, los Armstrong viajaron a los Cayos de Florida para trabajar en hogares dañados por el huracán Irma, y en
noviembre se dirigieron a Hattiesburg, Misisipi, para ayudar en los esfuerzos de asistencia ante desastres después de un tornado.