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Al reflexionar sobre el actual debate del sistema de salud, recuerdo una cita del difunto Groucho Marx sobre la definición de la política: “La política es el arte de buscar problemas,
encontrarlos en todas partes, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Si bien las medidas propuestas fracasaron en el Senado, esto no significa que el debate
sobre el sistema de salud se haya terminado. Es claro que los “remedios” propuestos en los proyectos de ley tanto de la Cámara como del Senado hubieran aumentado los precios, reducido la
atención, en particular para los adultos mayores, y producido cantidades de dinero caído del cielo para las compañías farmacéuticas y las compañías de seguro médico. Es por esto que AARP
hizo un esfuerzo supremo para instar a los senadores y los representantes en el Congreso a votar en contra de estos proyectos de ley. Llevamos adelante una extensa campaña para instar a
nuestros socios a que contactaran a sus legisladores y convocamos reuniones municipales televisadas en todo el país. Los voluntarios y el personal de AARP de todos los estados les hicieron
más de 400 visitas a sus representantes en el Congreso para expresar su oposición a los proyectos de ley. Los socios de AARP continúan haciendo oír su voz. No me malinterpreten; la Ley del
Cuidado de la Salud a Bajo Precio (ACA) no es perfecta. Hay aspectos de esta ley que se deben arreglar para reducir los precios, además mantener las protecciones esenciales y la cobertura de
las que dependen millones de personas en el país. Pero en lugar de cobrarles más a los adultos mayores y amenazar la cobertura económica, el Congreso se debe concentrar en soluciones
bipartidistas que aumenten la cobertura, reduzcan los costos y mejoren la atención. Hay muchas formas de reducir los costos de atención médica que no afectarían a las personas comunes; por
ejemplo, desde hace tiempo que AARP ha promovido la idea de que sea Medicare la entidad que negocie precios más bajos de los medicamentos con las compañías farmacéuticas.