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Joe Biden comenzó su presidencia en enero con la promesa de centrarse por completo en el control de la pandemia de COVID-19 y en la recuperación de la economía. Como el coronavirus afecta
más a los adultos mayores, el énfasis de Biden en la lucha contra la pandemia se centra en una preocupación clave para los adultos mayores del país —especialmente los que viven en hogares de
ancianos—. Una revisión de algunas declaraciones de las posturas de Biden, hechas durante su campaña, junto con la primera ronda de sus órdenes ejecutivas y los primeros indicios de su
agenda legislativa, revelan cómo podría abordar algunos temas de importancia para la población de 50 años o más. "Ciertamente, [Biden] habló de muchos temas de gran importancia para
nosotros y para nuestros electores durante su campaña", dijo Nancy LeaMond, vicepresidenta ejecutiva y directora de Activismo Legislativo y Compromiso de AARP. "Pero la primera
prioridad es la COVID-19 y lo segundo es el paquete económico". Por ello, el consejo de LeaMond para quienes esperan que el nuevo presidente resuelva otros asuntos de importancia para
las personas de 50 años o más es que "tengan paciencia" hasta que la pandemia esté bajo control. A continuación, presentamos un resumen de la agenda del nuevo presidente para la
población de 50 años o más. Cabe destacar que, para ejecutar la mayoría de sus objetivos, Biden necesitaría que el Congreso aprobara la legislación. MEDICARE Y LOS MEDICAMENTOS RECETADOS *
Pedir al Congreso que se reduzca a 60 años la edad a partir de la cual se puede acceder a Medicare, para reflejar la dificultad que tienen muchos adultos mayores de conseguir un empleo,
incluso después de que el país comience a recuperarse de la pandemia y la crisis económica actual. * Presionar al Congreso para que permita negociar a Medicare los precios de los
medicamentos y, así, poder influir en la reducción del costo de los mismos. * Crear una penalidad tributaria para las fábricas de medicamentos que suban los precios por encima de la tasa de
inflación general. * Permitir que los consumidores compren medicamentos recetados en otros países siempre y cuando el Gobierno de EE.UU. indique que son seguros.