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* EMPIEZA ALGO NUEVO, CON EXPECTATIVAS REALISTAS. Apuesta por la clásica táctica de embarcarte en un nuevo programa de ejercicio o en una actividad creativa en el nuevo año, pero sé realista
en cuanto a los métodos, los horarios y los resultados para no sentirte fracasado. Asegúrate de que sea algo que puedas incorporar a tu rutina habitual. Yo utilizaba un pequeño trampolín, y
hasta cuando cuidaba de alguien encontraba 10 minutos para saltar. Puedes probar un video de ejercicios mientras tus seres queridos te animan. Si quieres aprender algo nuevo, apúntate a una
clase que puedas incorporar en tu horario, prueba un curso en línea o escucha cintas de audio. * CONÉCTATE CON INTEGRANTES DE TU FAMILIA, AMIGOS Y COMPAÑEROS. El aislamiento puede agravar
el desencanto después de la temporada festiva, y si estás cuidando a un ser querido o has sufrido una pérdida, es posible que ya te sientas aislado o solo. El aislamiento prolongado presenta
riesgos para la salud equivalentes a fumar 15 cigarrillos al día. Y si eres una persona extrovertida, la falta de interacción después del aluvión de diversión en las fiestas puede ser
deprimente. Vuelve a salir. Haz planes de visitar, llamar, hacer una videoconferencia, enviarles mensajes de texto a tus amigos o simplemente escuchar una voz amiga. Trabaja como voluntario
o acércate a otras personas en situaciones similares, en línea o en grupos de apoyo presenciales. Utiliza un buscador de recursos, o ponte en contacto con tu agencia del área sobre
envejecimiento, el hospital local, un terapeuta o un consejero para que te ayuden a encontrar formas de conectar (enlaces en inglés). * BUSCA AYUDA PROFESIONAL. Si tu "tiempo de
descanso" se convierte en semanas o meses de inactividad, te sientes desesperanzado o simplemente no te importa nada, y parece que no puedes poner en práctica ninguna de estas
sugerencias, puede que estés sufriendo agotamiento, depresión o trastorno afectivo estacional (TAE). Puede que haya llegado el momento de pedir ayuda profesional a tu médico, a un terapeuta
o a un consejero. Recuerda que otras personas en tu vida, como las personas a las que cuidas, también podrían estar pasando por un bajón después de las fiestas. Las personas mayores y las
que están aisladas y afrontan problemas de salud o económicos también pueden sentirse deprimidas. A veces ayuda salir de nosotros mismos y centrarnos en ayudar a los demás en esta difícil
transición.