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Según investigadores de Cornell University, un kit de detección rápida podría detectar el cáncer de próstata de manera temprana en hombres afroamericanos y otras personas con mayor riesgo de
contraer la enfermedad que podrían tener acceso limitado a la atención médica. En una prueba de concepto, los científicos demostraron que un pequeño lector portátil podía analizar una gota
de sangre en una tira reactiva para detectar un antígeno prostático específico (PSA) que podría indicar cáncer de próstata. Los resultados de la prueba (en inglés) aparecen en línea en la
revista _Current Research in Biotechnology_. “Podríamos tomar una gota de sangre en un entorno comunitario como una barbería y poder entregar los resultados en 10 a 15 minutos allí mismo.
Estos indicarían si alguien necesita hacerse más pruebas”, dijo en un comunicado el Dr. Saurabh Mehta, coautor del estudio y profesor de Ciencias Nutricionales en Cornell. Tiras reactivas
similares se usan en las pruebas caseras de antígenos para detectar COVID-19 y las pruebas de embarazo, pero Mehta y sus colegas investigadores utilizaron una prueba diseñada para ser más
sensibles a los PSA. También utilizaron un lector que calcula y muestra una medición de la concentración de los PSA en la sangre en lugar de simplemente dar un resultado positivo o negativo,
como lo hace una prueba de embarazo. Un estudio (en inglés) publicado en _Journal of the National Cancer Institute_ en el 2020 señaló que el cáncer de próstata es la segunda causa principal
de muerte por cáncer en los hombres en Estados Unidos, con aproximadamente 192,000 casos nuevos y 33,000 muertes ese año. También señaló que las tasas de cáncer de próstata en etapa
avanzada fueron dos o tres veces más altas en los hombres negros que en los hombres blancos de entre 20 y 74 años. Se cree que la genética y ciertos factores relacionados con el estilo de
vida, tales como el tabaquismo y la obesidad, influyen en esa disparidad, si bien es necesario realizar más investigaciones. Los científicos recibieron recientemente fondos del Departamento
de Defensa de EE.UU. que les permitirán continuar su investigación y probar el dispositivo en ciertos vecindarios desatendidos en Nueva York en colaboración con otros colegas de Cornell.