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Estoy seguro que te ha pasado más de una vez, estás sentado durante mucho tiempo y de un momento a otro te dan ganas de pararte, de caminar, de “estirar los músculos”. Al hacerlo, sientes
una extraña y deliciosa sensación, como si tus coyunturas y músculos te dijeran: “¿Por qué me has tenido sentado tanto tiempo, no te das cuenta que nuestra naturaleza es estar siempre en
movimiento?”. Y si te pones a pensar, eso es cierto, la naturaleza nos ha proporcionado largas y musculosas piernas, coyunturas con una amplitud de movimientos y algo que no ayuda a estar
sentado mucho tiempo: nalgas con salientes huesos que comienzan a doler al estar aplastados contra una silla por mucho tiempo. La gran pregunta es entonces: ¿cómo es que se ha llegado al
punto de que millones de seres humanos desafían diariamente a la naturaleza pasando largas horas sentados? No hay duda que ese fenómeno es consecuencia del desarrollo de la vida en las
ciudades y el estilo de vida moderno, que hace que las personas permanezcan sentadas por ocho o más horas al día en el trabajo y que continúen sentadas al llegar a la casa. A diferencia de
la gente que vive en el campo, incluso en estos tiempos modernos, tienen un estilo de vida muy activo y solo se sientan por momentos durante el día. El gran problema es que el pasar sentados
la mayor parte del día tiene consecuencias directas sobre la salud del ser humano. Un estudio publicado por investigadores del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos en el 2012 en
el _American Journal of Clinical Nutrition_ y en el que participaron más de medio millón de asociados de AARP, demostró que las personas sedentarias tienen mayor índice de mortalidad que las
personas físicamente activas, y que por increíble que parezca, el realizar actividades físicas intensas no mitigan completamente los efectos negativos de estar sentado largas horas viendo
televisión, por ejemplo. En otro estudio similar, publicado este año en _Mayo Clinic Proceedings,_ investigadores de la University of Texas Southwestern Medical Center reportan que el efecto
negativo de estar dos horas sentado anula el efecto beneficioso que se logra con 20 minutos de actividad física intensa. ¿QUÉ PODEMOS HACER ENTONCES? El truco tal parece que radica en
incorporar el ejercicio en nuestra jornada sedentaria de trabajo, de tal modo que de alguna manera imitemos el patrón natural ancestral de la actividad física humana, que consiste en estar
activo frecuentemente y descansar ocasionalmente.