Celebrando lo bueno del envejecimiento: dentro de las mentes de los superancianos

Celebrando lo bueno del envejecimiento: dentro de las mentes de los superancianos

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LLEGAR A LOS 100 AÑOS Algunos científicos sostienen que la mejor oportunidad de comprender a los superancianos puede provenir del estudio de los más mayores de este grupo. Esa es la premisa


que sustenta el SuperAgers Family Study. Este estudio se inició el año pasado bajo la dirección de la American Federation for Aging Research y la Facultad de Medicina Albert Einstein, en


colaboración con la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston. Tiene un objetivo ambicioso: inscribir a 10,000 personas de 95 años o más, y a sus hijos. La misión consiste en


identificar los factores hereditarios, conductuales y medioambientales que protegen contra el envejecimiento humano y las enfermedades que conlleva, a medida que los participantes se acercan


a cumplir un siglo de vida. SUPERANCIANO OPINA William Shatner, 92 Actor, autor y (a los 90 años) astronauta ARMA SECRETA: Pasión por el futuro. “Mi preocupación se centra en mis hijos y


nietos y en la vida que llevarán. Viajar al espacio fue una experiencia extraordinaria. La verdad es que sentí una gran pena cuando me di cuenta de la cantidad de cosas que se extinguen


mientras tú y yo conversamos. Observé la belleza del mundo y la inclemencia del espacio, lo que le estamos haciendo a nuestra Tierra es realmente terrible”. Alrededor de 1 de cada 4,000


personas en el país tiene 100 años o más, según las estadísticas de la Oficina del Censo. Algunos de ellos tienen el funcionamiento cognitivo de personas 30 años más jóvenes, según Thomas T.


Perls, geriatra de la Universidad de Boston y fundador y director del New England Centenarian Study. “Son la flor y nata de nuestra población”, dice Perls. “Lo que tienen de especial estas


personas es que poseen algunos genes protectores que retardan el envejecimiento y disminuyen el riesgo de padecer enfermedades vinculadas a la edad, como la enfermedad de Alzheimer”. De


hecho, los resultados de un estudio reciente sobre centenarios en Holanda demuestran que si una persona llega a los 100 años con su capacidad cognitiva intacta, es probable que siga siendo


cognitivamente superior, salvo por una leve pérdida de memoria. Esto es cierto incluso si un examen post mortem de su cerebro revela la presencia de placa amiloide y tau, que se vinculan a


la enfermedad de Alzheimer. Phil Horowitz, de 102 años, completó recientemente un libro, escrito de memoria, sobre su vida desde los 7 años. CORTESÍA DE PHIL HOROWITZ Cumplir 100 años fue un


gran acontecimiento para Phil Horowitz, el superanciano de Boca Ratón, Florida, y su familia, que incluye a sus dos hijos, seis nietos, cinco bisnietos y una amplia red de sobrinos. (A


propósito: Horowitz, que ahora tiene 102 años, es tío de este escritor). La longevidad es un rasgo de la familia de Horowitz. Su madre murió a los 104 años; sus cuatro hermanos vivieron


hasta bien entrados los 90, y los más jóvenes, un par de gemelos, siguen vivos a los 100 años. Pero ninguno tiene la salud cognitiva ni la vitalidad de Horowitz. El centenario se jubiló hace


años y se trasladó a Florida con su esposa, Estelle, que falleció hace dos años. Ahora vive solo, pero sus hijos viajan con frecuencia, y su nieto, que vive cerca, lo visita todo el tiempo.


Horowitz juega al póquer y enseña yiddish una vez por semana a un grupo de residentes de su centro de vida asistida. El año pasado, Horowitz terminó de escribir sus memorias a mano y en


letra cursiva (admite que empezó en una computadora, pero que luego borró todo por error y decidió hacerlo a la antigua). “Tengo buena memoria para las fechas”, dice, “así que decidí


escribir mis memorias cronológicamente, empezando por cuando tenía 7 años”. LA IMPORTANCIA DE LA PASIÓN A los 91 años, Frances Ito llena su agenda de actividades de jardinería, taichí por


internet, sesiones semanales de improvisación con otros músicos, proyectos artísticos, clases de Biblia por Zoom, trabajo voluntario en su iglesia, ejercicio físico y cinematografía, una


actividad que emprendió casi a los 80 años. Durante la pandemia, Ito descubrió el placer de la lectura y leyó veinte libros (“biografías, obras de no ficción y crónicas”). A pesar de sus


problemas cardíacos y algunos otros problemas de salud, su vitalidad y compromiso le permitieron entrar en el programa de superancianos de la Universidad del Sur de California. Desde


aprender a tocar el ukelele —en honor a su estado natal, Hawái— hasta cultivar frutas y verduras en su jardín resistente a la sequía, Ito se niega a rendirse ante el envejecimiento. Se


divierte muchísimo. En mayo se estrenó su última película, The Purpose Driven Life, que trata sobre sus experiencias como superanciana.   “Creo que el secreto es la actitud”, comenta Ito


sobre su salud cognitiva. Tal vez sea así. Lo que sí sabemos es que llegar a ser un superanciano es el resultado de una compleja combinación de factores que propician una memoria y una salud


cognitiva superiores. “Lo difícil es demostrarlo”, señala Claudia Kawas, investigadora del estudio 90+ Study. “Todos quieren que se trate de una sola cosa, como consumir arándanos o hacer


crucigramas. No creo que sea tan sencillo. Es importante llevar una buena dieta. Aprender todo lo que puedas. No significa que los ganadores del Premio Nobel no padezcan la enfermedad de


Alzheimer, pero la tienen en menor proporción. Ofrece prevención de por vida por algún mecanismo que aún no comprendemos”. Frances Ito, de 91 años, se mantiene activa en su comunidad a


través del voluntariado. También trabaja en jardinería y asiste a clases de cine. DARIO GRIFO Por el momento, no hay modo de predecir con certeza si alguien de 40, 50 o incluso 60 años será


un superanciano. “En este momento son preguntas que no tienen respuesta, pero sin duda son vías de investigación para el futuro”, asegura Huentelman. Lo más probable es que para la próxima


década los investigadores descubran qué genes pueden desempeñar alguna función para convertir a una persona en superanciana, a fin de comprender mejor las maneras óptimas de envejecer bien y


los modos en que podemos retardar o prevenir las enfermedades vinculadas a la edad, como la demencia. “Sabremos cómo mantienen ese rumbo y qué componentes se podrían identificar en función


del estilo de vida y otros factores”, explica Roberts. Pensemos en el ganador del Premio Nobel Vernon Smith, que se ha pasado la vida trabajando en teoremas de economía y en el ámbito


académico, y tiene tres títulos que incluyen un doctorado en Economía de Harvard. Su pasión sigue siendo su profesión. A pesar de su enorme cantidad de trabajo, no pensaría en jubilarse.


“¿Por qué iba a hacerlo?” dice Smith. “Me limitaría a hacer lo mismo que hago ahora y no cobraría por ello. Tengo un antepasado que vivió hasta los 105 años. Quiero vivir por lo menos hasta


los 106”.