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Uno de los dolores más temidos e incapacitantes es el de la ciática, un padecimiento ocasionado por la compresión o inflamación del nervio ciático, el más grueso y largo de nuestro cuerpo.
La ciática provoca dolor y hormigueo a lo largo del nervio ciático. Estas manifestaciones pueden presentarse desde la parte baja de la espalda, en el área de los glúteos, hasta la región
posterior del muslo, la pierna e incluso los dedos de los pies. Cualquier condición que afecte al nervio ciático, como una hernia de disco en el área lumbar de la columna vertebral, una
contracción muscular o incluso tumores, puede dar origen a la ciática. Este padecimiento afecta entre el 10 y el 40% de la población en algún momento de su vida, especialmente entre los 45 y
64 años de edad. Los efectos de la ciática pueden ser devastadores. El dolor constante es altamente discapacitante y se asocia con una alta tasa de absentismo laboral, que repercute no solo
en la salud física y mental de quien la padece, sino también en la seguridad financiera. La inmovilidad genera un círculo vicioso, que propicia el sobrepeso, el cual a su vez empeora los
síntomas del padecimiento. De hecho, uno de los principales riesgos de la ciática es la llamada kinesofobia, es decir un temor desmesurado a moverse por miedo al dolor. Esta condición
aumenta también la debilidad muscular, que estimula el incremento del dolor y representa uno de los grandes impedimentos para la recuperación de las personas con ciática. En la actualidad,
el tratamiento está enfocado en preservar, en la medida de lo posible, la actividad física de las personas con ciática. Pero nos preguntamos: ¿Cómo voy a mantener una actividad física y no
subir de peso, si apenas puedo moverme a causa del intenso dolor y la debilidad que provoca la ciática? Acepto que no es fácil, pero es posible. De hecho, es necesario, ya que forma parte de
la mayoría de los esquemas de tratamiento para mejorar tu calidad de vida. Para poder seguir adelante con tus actividades diarias hay que controlar tu dolor, para lo cual hay múltiples
analgésicos y antiinflamatorios. Desafortunadamente, cada uno tiene sus efectos secundarios. En el caso de los antiinflamatorios no esteroideos, el mayor efecto secundario es la irritación
gástrica; también pueden causar otros efectos. Los opioides pueden provocar molestias gastrointestinales, hormonales, del sistema nervioso, depresión respiratoria y por supuesto adicción. En
cuanto a la inyección epidural de corticoesteroides, se recomienda en personas con una ciática aguda y en las primeras semanas de la aparición del dolor, pero no como tratamiento a largo
plazo.