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No se me borra la imagen de María Vicente en Glasgow, hablándome desde una silla de ruedas, con una sonrisa asomando entre las lágrimas. «El atletismo puede ser cruel», solía afirmar el
mítico Daley Thompson, rey del decatlon. Era marzo de 2024 y una absurda rotura del tendón de Aquiles ... en la aproximación, sencilla, de un salto de altura la dejó fuera de combate. Las
lesiones dejan una estela dura, dolorosa en las atletas. Sillas de rueda, muletas, caminar con precaución, comenzar a trotar, correr despacio, ir acelerando, comenzar con entrenamientos
suaves y, por fin, llegar a recibir el alta para competir. Un total de 15 meses. «Quiero volver a sentirme atleta este fin de semana», había declarado días atrás a ABC, «con ese objetivo
viajo a Götzis». El festival austriaco de pruebas combinadas es una de esas maravillas del atletismo, en un pequeño estadio, lleno a rebosar. Las cosas salieron bien para María. LOGRÓ UN
TOTAL DE 6.288 PUNTOS Y QUEDÓ A SÓLO 17 PUNTOS DE SU RÉCORD DE 2021. María arrancó bien el fin de semana. Una sólida actuación en las vallas (13.44) y un buen salto de altura (1,77) le
otorgaron confianza para sentirse una más entre las mejores del mundo, con la estadounidense Anna Hall, la subcampeona mundial, mandando en la prueba con autoridad. Después llegaron unos
excelentes 13,60 en peso y un crono de 23.98 en el doble hectómetro, prueba en la que se esperaba algo mejor. MARÍA SE FUE A LA CAMA EL SÁBADO CON BUENAS SENSACIONES PERO CON MOLESTIAS.
Antiinflamatorios, masajes y vendajes, ese es el otro resumen de su fin de semana. Aún no es una atleta plenamente en forma. El domingo comenzaba con el salto de longitud, una de sus
fortalezas… antes de la rotura del tendón. A María le está costando afinar en esta esta prueba en este período de recuperación. Aún así, en su tercer intento voló hasta 6,41 metros, un
registro excelente para esta nueva etapa post-lesión. Tras este salto el récord de España (6.305 puntos) se antojaba asequible. Un lanzamiento en jabalina en torno a los 44 metros, a su
alcance, la acercaría al récord. Pero LA JABALINA NO QUISO VOLAR. La discípula de Ramón Cid sólo pudo enviar el dardo a 41,60 metros y quedaba condenada a lograr un gran crono en 800 metros
para batir la plusmarca nacional. 2:15.94 era el tiempo que necesitaba conseguir en las dos vueltas. Estaba obligada a realizar el mejor 800 de su vida. No lo logró, pero su trono de 2:17.18
redondeó un gran heptatlon, el mejor de su vida. LAS HEPTATLETAS SUELEN ODIAR LOS 800 METROS. Los afrontan con una esquizofrenia total: sin ganas pero con muchas ganas. Sin ganas de
correrlos y con ganas de acabar la tortura de someterse a siete pruebas en dos días y desplomarse sobre la pista, una escena mítica en las pruebas combinadas, entre la agonía del dolor
muscular y el orgullo de la épica. María luchó pero no logró, por poco, su objetivo. Su crono de 2:17.18 redondeó un buen heptatlon, el segundo mejor de su vida. La que sí triunfó en las dos
vueltas fue la estadounidense Hall, quien logró un nuevo récord mundial de 800 metros dentro de un heptatlon: 2:01.23, corriendo absolutamente sola. Es una diosa.