El vuelco mortal del cayuco deja emociones rotas en El Hierro: «No puedo ver las imágenes, me rompo»

El vuelco mortal del cayuco deja emociones rotas en El Hierro: «No puedo ver las imágenes, me rompo»

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INMIGRACIÓN


El vuelco mortal del cayuco deja emociones rotas en El Hierro: «No puedo ver las imágenes, me rompo»«Cuando llegamos al muelle todo eran gritos y gente corriendo, sabíamos que la cosa


pintaba muy mal»Agentes de Policía Nacional llevan en una camilla a uno de los migrantes que viajaba en el cayuco que ha volcado a su llegada al puerto de La Restinga EP Laura Bautista


Las Palmas de Gran Canaria


30/05/2025Actualizado a las 12:33h.Compartir Copiar enlace


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Suscribete Con la voz entrecortada, el corazón en un puño y un nudo en el estómago. A Luis González, director médico del Hospital Insular de El Hierro, las palabras le salen con ese tono


tembloroso de quien no puede evitar emocionarse. «No he podido ver las imágenes de nuevo, no quiero revivir el momento». Confiesa que se rompe.


Él y su equipo atendieron en el muelle de La Restinga a quienes sobrevivieron al vuelco de un cayuco cuando iba a comenzar el desembarco a la salvamar. «Teníamos una niña de cinco años,


intubada, con una vía puesta, sabíamos que era muy difícil que sobreviviera pero aún así la metimos en la ambulancia e hicimos lo posible», pero desgraciadamente «se nos murió en el camino».


Tener que despedirse de una niña tan pequeña es solo uno de los muchos golpes emocionales que recibió la población y los profesionales en El Hierro. «Cuando llegamos al muelle todo eran


gritos y gente corriendo, sabíamos que la cosa pintaba muy mal».


Tratando de contener las emociones confiesa que ayer «fue un día de lágrimas, de dolor, de tristeza, de agobio, desesperanza, impotencia... una sensación horrorosa». Siente en su propia piel


el desarraigo de las 152 personas que no querían abandonar el muelle, esperando a ver a ese amigo o familiar que se perdió en el caos del cayuco panza arriba. «Salieron de casa con el sueño


de llegar, pero no llegaron», al menos siete de ellos, aunque estaban ya a apenas unos metros de ese suelo europeo por el que habían aguantado varios días en el mar.


«Estaba con otro niño, y el compañero me puso el teléfono en la oreja, solo al escucharme la psicóloga sabía que tenía que venir», porque aunque su equipo es profesional, «somos humanos».


Las 15 camas habilitadas de emergencia en el hospitalito se llenaron y la sensación era que «estaba todos muy mal». Priorizaron a los niños, 19 niñas y 10 niños, «una locura».


El equipo médico de El Hierro está habituado a cuadros de deshidratación, úlceras, lesiones musculares por estar tanto tiempo sin moverse, e incluso encontrar fallecidos a bordo «pero siete


fallecidos a la vez en cuestión de minutos, una muerte al unísono como esta, es la primera vez».


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dolorosamente frecuente porque se trata de una maniobra muy sensible en el proceso de rescate pero «nos ha pasado en la cara, lo hemos visto», y eso te marca. La experiencia le ha enseñado


que «llorar es necesario», porque el dolor también lo llevan ellos, igual que esa sensación incontenible del «y si hubiera hecho algo diferente» que pesa como una losa.


Los migrantes llegan «como flores marchitas, a veces ni siquiera pueden mover los brazos o las piernas» pero desde que se hidratan «es como si volviesen a renacer».


Se confiesa «eternamente orgulloso y satisfecho» con el trabajo realizado no solo con esta tragedia, sino en el día a día. «Se han volcado sin miramientos», ha dicho, porque cuando levantó


el teléfono tras conocer el naufragio «vinieron hasta compañeros que estaban de días de descanso».


No fueron los únicos. Los vecinos de La Restinga, una pequeña comunidad de unos 500 habitantes, escucharon los gritos y se echaron a correr. Los compañeros de Salvamento Marítimo, «los


ángeles del mar» como los define Luis, se tiraron al agua, sin pensarlo, en una reacción de segundos que salvó vidas. También los buceadores de los clubes de la zona se sumergieron debajo de


la embarcación buscando supervivientes, sacaron a 10 con vida y a 5 fallecidas.


El Servicio Canario de Salud ha confirmado a ABC que todos los afectados evolucionan favorablemente y en el Hospital Virgen de Los Reyes de El Hierro ya se ha dado el alta a todos los que


fueron ingresados. «Es una buena noticia», dentro de la desazón que siente, porque la desgracia aún podría haber sido peor.


Frustrante A nivel médico o sanitario, «nuestra labor es atenderlos lo mejor posible y con dignidad» porque el verdadero problema está a kilómetros de Canarias. Para que una tragedia así no


vuelva a ocurrir, «solo nos queda que puedan venir de forma segura» y no en cayuco.


Para Luis «no es humano» que esto esté ocurriendo y que no haya una respuesta contundente para parar este drama. Aunque sabe que se ha hecho todo lo posible, confiesa que esta situación es


frustrante porque está manos de políticos que no logran ponerse de acuerdo.


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