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Las familias españolas dedicaron de promedio 631 euros al cuidado de la salud por cada uno de sus miembros en 2023. Se trata de unos de los datos que destaca el informe 'GASTO EN SALUD
DE LOS HOGARES ESPAÑOLES', publicado hoy y realizado ... por Fundación BBVA y el IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas). FRANCISCO PÉREZ, director de investigación
del IVIE y autor de este estudio junto al doctor SALVADOR PEIRÓ, resalta además, que el gasto privado de las familias en salud ha aumentado un 50% desde 2003, lo que supone más de una cuarta
parte del gasto sanitario total en España. «Se ha producido un notable incremento desde principios de siglo. Hay una tendencia CONTINUA ASCENDENTE y, aunque también se produce en el gasto
público, en este último caso se realiza de manera más irregular porque tras la crisis económica de 2008 se produjo un bache muy fuerte asociado a los ajustes que hizo el sistema público
durante la Gran Recesión. Pero en el caso del gasto privado -matiza- lo que se aprecia es una tendencia continua creciente que hace que en conjunto gane peso y represente el 25.9% del total
del gasto sanitario». La evolución del estudio del gasto privado realizado en este informe indica que los hogares asumen UN PAPEL RELEVANTE EN LA FINANCIACIÓN de los servicios de salud. Por
un lado, se hacen cargo de prestaciones apenas cubiertas por la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS), como pueden ser servicios dentales, ópticas, audífonos, etc. «Esto
es así -explica Francisco Pérez- porque son gastos QUE NO CUBRE O QUE CUBRE MÍNIMAMENTE EL SECTOR PÚBLICO, lo que obliga a las familias a costearlos directamente». Confirma a ABC que en los
últimos años se está produciendo un cambio de patrón en el consumo de sanidad puesto que, además de lo mencionado, «se observa que las familias han aumentado SU GASTO EN EL COPAGO de
PRODUCTOS FARMACÉUTICOS y, fundamentalmente, en SEGUROS PRIVADOS de salud. Las familias optan con frecuencia por financiar ciertos servicios médicos, hospitalarios y servicios auxiliares en
centros privados, así como el pago de seguros privados de salud, lo que puede ser un reflejo de las mayores exigencias de los hogares en la calidad de los servicios sanitarios, por ejemplo,
en tiempos de espera». Destaca que de los 631 euros que gastan de media por cada uno de sus miembros, la mitad de este importe lo dedicaron a la compra de GAFAS GRADUADAS, LENTES DE CONTACTO
y otros equipos y aparatos terapéuticos (182 euros) y al pago de seguros privados de salud (131 euros). La otra mitad se destinó a la compra de productos farmacéuticos, principalmente, y de
otros productos médicos (116 euros), servicios dentales (88 euros), servicios médicos y hospitalarios (68 euros) y servicios auxiliares como la realización de pruebas diagnósticas,
servicios de rehabilitación, psicología o fisioterapia, entre otros (46 euros). El gasto que las familias españolas dedicaron a la salud en 2023 supuso un 4,8% de su presupuesto total,
frente al 3,4% en 2006 (primero con información disponible). Se trata de un porcentaje reducido de la cesta de la compra de los hogares como consecuencia del CARÁCTER UNIVERSAL Y PÚBLICO DEL
SISTEMA SANITARIO ESPAÑOL, pero es creciente en las últimas décadas y va acompañado de un cambio en el patrón privado de consumo de salud. La mayor parte del gasto de las familias en salud
sigue siendo la dedicada a la compra de APARATOS Y EQUIPOS TERAPÉUTICOS, como gafas graduadas o audífonos (un 28,8%), pero su importancia relativa se ha reducido con los años (en 2010
suponía el 34,4% del total). También ha descendido el peso del gasto en SERVICIOS DENTALES (14% en 2023, frente a 17,8% en 2010) y en atención médica y hospitalaria costeada directamente por
el paciente. Esta caída se ve contrarrestada por la mayor importancia que adquieren los seguros privados de salud, con los que se financian consultas y pruebas médicas y hospitalarias, ya
que representan el 20,7% del gasto sanitario de las familias, casi 5 puntos porcentuales (pp.) más que en 2010. El estudio también resalta el aumento del gasto en productos farmacéuticos,
que representa un 18,3% del gasto de las familias -casi 2 pp. más que en 2010-, y el incremento experimentado por los servicios médicos auxiliares, tales como la realización de PRUEBAS
DIAGNÓSTICAS O LOS SERVICIOS DE REHABILITACIÓN, de psicología o fisioterapia, entre otros, que ha duplicado su peso en el gasto pasando de un 3,6% a un 7,3%. CONSULTAS EXTERNAS Según
Francisco Pérez, «aunque en valores absolutos, el volumen de consultas externas en hospitales privados es sustancialmente menor (23%) que el de los hospitales públicos y concertados del
SNS, se ha registrado un incremento del 133% desde 2010, muy superior al aumento del 20% de los centros del SNS. LA ACTIVIDAD DIAGNÓSTICA, como la realización de resonancias, TAC,
angiografías digitales o biopsias, también ha crecido de forma más intensa en los hospitales privados que en los del SNS». Entre los motivos de esta tendencia, el director del IVIE, señala
«fenómenos como las largas listas de espera, la mayor preocupación por la salud o el envejecimiento de la población, ya que vivimos más años, pero queremos sentirnos mejor, por lo que se
demandan más servicios, al igual que ocurre con la infancia. Es una forma de cubrir aquello donde el sistema público no llega». Pero tal y como señala Francisco Pérez, esta demanda y gasto
de las familias depende en gran medida de su nivel de renta. «La desigualdad en el gasto privado en salud está muy MARCADA POR LAS DIFERENCIAS en los niveles de renta de los hogares en los
que residen las personas». Y es que tal y como concreta el informe, las que viven en hogares con mayores ingresos gastaron en salud 938 euros en promedio en 2023, casi cuatro veces más que
las que pertenecen a familias del primer tercil de renta (los niveles más bajos de ingresos) que solo gastaron 265 euros. «El mayor nivel de renta va asociado también a veces a mayor nivel
de estudios, mejor estilo de vida, vivir en casas más confortables, más saludables, práctica de mejores hábitos de práctica deportiva y alimentación... porque los recursos lo permiten.
Entonces, si yo tengo un nivel de renta elevado y necesito cuidados dentales, pues lo hago con más margen de maniobra que una persona que tiene un bajo nivel de renta». En concreto, las
personas en hogares con MAYORES INGRESOS gastan más en todas las funciones, pero sobre todo en algunas: destinan 8 veces más a servicios médicos y hospitalarios (127 euros vs. 16 euros), y 5
veces más a seguros relacionados con la salud (213 euros vs. 42 euros). Gastan 3,3 veces más en servicios médicos auxiliares (67 euros vs. 20 euros) y entre 2,8 y 2,4 veces en productos
farmacéuticos, aparatos y equipos terapéuticos como gafas graduadas o audífonos, y servicios dentales. Su gasto farmacéutico también es mayor, porque asumen un porcentaje más alto de copago
de los medicamentos. Las diferencias de gasto sanitario en función de los niveles de renta se acentúan en el uso de los servicios cuyo acceso depende, sustancial o únicamente, de la
FINANCIACIÓN PRIVADA. Aunque la cobertura de la cartera de servicios del SNS es muy amplia, deja fuera en la práctica determinadas prestaciones en salud bucodental, rehabilitación y
fisioterapia u optometría, que forman parte del consumo de la mayoría de las familias en una sociedad avanzada. Cuando los servicios de salud son costeados directamente por las familias, la
igualdad de oportunidades en el acceso a la salud de las personas con menos recursos se ve afectada, pues no pueden acceder a los servicios que no tienen cobertura pública. FACILITAR EL
ACCESO Para el director del IVIE es importante acabar con estas desigualdades ante el acceso a los servicios sanitarios, por lo que apunta que la corrección de esta dicotomía requeriría
incorporar a la cartera de servicios del SNS coberturas básicas de servicios hoy excluidos, facilitando el acceso a las familias que tienen dificultades para obtenerlos por sus propios
medios. «Ese acceso podría facilitarse mediante bonos para la financiación de los mismos en los centros privados, o mediante la prestación gratuita en los centros públicos, o una combinación
de ambas. La elección del instrumento debería realizarse tras los correspondientes análisis y evaluación de los resultados de incluir gradualmente estos servicios, partiendo de la
experiencia de algunas CC.AA. que, en el ejercicio de las competencias que tienen asignadas en materia de sanidad, han optado por ampliar la cobertura con una cartera de servicios
complementaria». El informe presentado recalca que ENTRE LOS CAMBIOS que han incidido más en la evolución del gasto en salud de las administraciones y de las familias destaca el TRASPASO DE
COMPETENCIAS A LAS COMUNIDADES autónomas, el avance del envejecimiento de la población, el progreso de las tecnologías y terapias sanitarias, una crisis financiera que supuso fuertes ajustes
en los recursos de la sanidad pública, y la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de la Covid-19. Asegura que la mayor parte del incremento del gasto público en sanidad en las
últimas décadas se produjo en los años de crecimiento económico anteriores a la Gran Recesión, tras completarse LA DESCENTRALIZACIÓN SANITARIA a las CC.AA. en 2002. La crisis iniciada en
2008 supuso un importante desequilibrio de las cuentas públicas del que se derivó un retroceso del gasto en salud a partir de 2010, al adoptar las comunidades medidas de ajuste. Desde 2014
el gasto público sanitario volvió a crecer, superando el nivel de 2009 en términos reales en 2020, con LA CRISIS DE LA COVID-19. Desde entonces mantiene la tendencia expansiva y, en 2022
(último año disponible), el gasto público en sanidad se elevaba hasta los 96.279 millones de euros (constantes de 2015), según los datos del Ministerio de Sanidad. A diferencia de la
oscilación experimentada por el gasto público durante la Gran Recesión, el gasto privado en salud, que se compone mayoritariamente del gasto de las familias, experimenta una tendencia
creciente EN LA MAYOR PARTE DE ESTE SIGLO XXI, con un aumento en términos reales del 50% entre 2003 y 2022. En la actualidad representa el 25,9% del gasto total en salud. Respecto al tipo de
agente financiador, el mayor incremento se ha registrado en el gasto de las empresas de seguros privados en salud para cubrir los servicios sanitarios de sus asegurados, que se ha elevado
un 88% en el periodo contemplado, mientras que los pagos directos de las familias, que suponen el 72% del gasto privado en salud, han crecido un 42%. La tendencia creciente en el gasto
privado SOLO SE VIO TRUNCADA EN 2020, por el menor gasto en servicios sanitarios privados como consecuencia de las restricciones de movilidad durante la pandemia. Desde ese año el gasto
privado sigue aumentando y en 2022 se cifraba en 33.606 millones de euros (constantes de 2015).