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29/05/2025 a las 14:32h. Un proceso llamado NECROSIS, una forma de muerte celular, puede representar una de las formas más prometedoras de cambiar el curso del envejecimiento humano de cómo
tratar enfermedades e incluso los viajes espaciales. Un estudio realizado por investigadores del University College of London (Reino Unido), y publicado en' Nature Oncogene',
desafía las opiniones predominantes y reúne evidencias de la biología del cáncer, la medicina regenerativa, la enfermedad renal y la salud espacial para argumentar que la necrosis no es
simplemente un punto final, sino un factor clave del envejecimiento que presenta una oportunidad de intervención. Este equipo internacional de científicos y profesionales de medicina explora
el potencial de la necrosis (cuando las células mueren inesperadamente como resultado de una infección, una lesión o una enfermedad) para reformular nuestra comprensión y tratamiento de las
enfermedades relacionadas con la edad. «A nadie le gusta hablar de la muerte, ni siquiera de la muerte celular, razón por la cual quizás se comprenda tan poco la fisiología de la muerte. Y,
en cierto modo, la necrosis es muerte. Si mueren suficientes células, mueren los tejidos, y nosotros morimos. La pregunta es qué sucedería si pudiéramos detener la necrosis», señala Keith
Siew, autor del estudio. La necrosis sigue siendo una de las últimas fronteras de la medicina, un hilo conductor entre el envejecimiento, la enfermedad, la biología espacial y el propio
progreso científico, explica Carina Kern, autora principal del estudio y directora ejecutiva de LinkGevity. Las células son los componentes fundamentales de la vida y pueden morir de
diversas maneras. LAS FORMAS PROGRAMADAS DE MUERTE CELULAR SON PROCESOS BENEFICIOSOS Y CUIDADOSAMENTE ORQUESTADOS que permiten que nuestros tejidos se regeneren y funcionen correctamente a
lo largo de la vida. NECROSIS Pero la muerte celular «no programada», o necrosis, es un proceso incontrolado y catastrófico que conduce a la degeneración de los tejidos y al deterioro
biológico. En el centro del proceso necrótico se encuentra el calcio, un recurso vital que controla eficazmente la célula al determinar qué funciones se activan o desactivan. Los iones de
calcio se mantienen normalmente a un nivel entre 10.000 y 100.000 veces mayor fuera de la célula que dentro de ella. Cuando este equilibrio tan preciso falla, el calcio inunda la célula como
un cortocircuito, sumiéndola en el caos. A diferencia de la muerte programada, donde las células se desintegran ordenadamente, la necrosis provoca la ruptura celular, liberando moléculas
tóxicas en los tejidos circundantes. Esto desencadena una reacción en cadena que causa una INFLAMACIÓN GENERALIZADA Y AFECTA LA REPARACIÓN DE LOS TEJIDOS, creando un efecto de bola de nieve
que finalmente conduce a la fragilidad y a la aparición de enfermedades crónicas relacionadas con la edad, como enfermedades renales, enfermedades cardíacas y alzhéimer. «Cuando las células
mueren, no siempre es un proceso pacífico para las células vecinas», asegura Siew. «La necrosis ha estado oculta a simple vista -explica Kern-. Como etapa final de la muerte celular, se ha
pasado por alto en gran medida. Pero la creciente evidencia demuestra que es mucho más que un resultado. Es un mecanismo central a través del cual la degeneración sistémica no solo surge,
sino que también se propaga. Esto la convierte en un PUNTO CRÍTICO DE CONVERGENCIA EN MUCHAS ENFERMEDADES. Si logramos abordar la necrosis, podríamos descubrir formas completamente nuevas de
tratar afecciones que van desde la insuficiencia renal hasta las enfermedades cardíacas, la neurodegeneración e incluso el propio envejecimiento». Cabe destacar que es en los riñones donde
la necrosis puede tener su impacto más devastador y subestimado. La necrosis induce enfermedad renal, que puede derivar en insuficiencia renal que requiera trasplante o diálisis. A los 75
años, casi la mitad de las personas desarrollan algún grado de enfermedad renal como parte del proceso natural de envejecimiento. «En el caso de la enfermedad renal, no existe una única
causa subyacente de la insuficiencia renal -indica Siew-. Podría deberse a la falta de oxígeno, la inflamación, el estrés oxidativo, la acumulación de toxinas, etc. Todos estos factores de
estrés acaban provocando necrosis, lo que inicia un ciclo de retroalimentación positiva que se descontrola y provoca insuficiencia renal. No podemos detener todos estos factores de estrés,
pero si se pudiera intervenir en el punto de necrosis, se conseguiría el mismo resultado». VUELOS ESPACIALES Otro ámbito donde la interrupción de la necrosis podría tener un gran impacto es
el de los vuelos espaciales, donde los astronautas a menudo experimentan un envejecimiento acelerado y un deterioro renal debido a los efectos de la baja gravedad y la exposición a la
radiación cósmica. Un estudio de 2024, en el que participó Siew, demostró que el riñón humano podría ser el principal obstáculo para las misiones espaciales de larga duración. Los autores
dicen que encontrar soluciones a este envejecimiento acelerado y a la enfermedad renal puede ser la última frontera para la exploración humana del espacio profundo. Para Damian Bailey, autor
del artículo de la Universidad de Gales del Sur y presidente del Grupo de Trabajo de Ciencias de la Vida de la Agencia Espacial Europea (ESA), «abordar la necrosis ofrece el potencial no
solo de transformar la longevidad en la Tierra, sino también de ampliar las fronteras de la exploración espacial. En el espacio, los mismos factores que causan el envejecimiento en la Tierra
se ven agravados por la radiación cósmica y la microgravedad, acelerando drásticamente la degeneración». «En muchas enfermedades relacionadas con la edad, que afectan a diversos órganos
como los pulmones, los riñones, el hígado, el cerebro y el sistema cardiovascular, las constantes cascadas de necrosis impulsan la progresión de la enfermedad. Esto suele ir acompañado de
una alteración de la cicatrización que provoca fibrosis, inflamación y daño celular. Cada cascada desencadena y amplifica la siguiente», afirma Kern. «Si pudiéramos prevenir la necrosis,
aunque fuera temporalmente, estaríamos deteniendo estos ciclos destructivos en su origen, permitiendo que se reanudaran los procesos fisiológicos normales y la división celular, e incluso
potencialmente permitiendo la regeneración». Reportar un error