Francisco y manuel, los dos hermanos trasplantados de médula: «prefería que lo malo me tocara a mí y no a él»

Francisco y manuel, los dos hermanos trasplantados de médula: «prefería que lo malo me tocara a mí y no a él»

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FRANCISCO JAVIER GÓMEZ (23) y MANUEL JESÚS GÓMEZ (20) son los dos primeros hermanos trasplantados de médula en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, un caso quizá único en España, según


el jefe de Hematología del centro sanitario, José Antonio Pérez Simón. ... YOLANDA, la madre de estos dos hermanos nacidos en la localidad sevillana de Montellano, cuenta que ambos tienen


una gran fuerza mental, incluso más que ella, que ha afrontado la enfermedad de sus dos únicos hijos con una enorme fortaleza, aunque con momentos duros en los que se venía abajo. «He


pensado muchas veces en lo que Dios nos ha mandado desde que nos dijeron lo que tenían y aun hoy, seis meses después, cuando ya vemos la luz al final del túnel, a vece me subo a la azotea de


mi casa y me pongo a llorar », dice. A Manuel le diagnosticaron el 14 de diciembre de 2023 «déficit de GATA2», una mutación genética que deriva con frecuencia en leucemia, «Me salieron unas


verruguitas en los dedos de las manos y fuimos a ver al dermatólogo DAVID MORENO, que sospechó que eran el síntoma de algo más grave y me mandó unas pruebas que dieron con una anemia y


finalmente con esta enfermedad«, cuenta el hermano pequeño, que acaba de cumplir 20 años. El terremoto que causa en toda la familia la enfermedad de uno de sus miembros se multiplicó por dos


con el mismo diagnóstico -grave- para los dos hermanos. Los dos tenían antecedentes familiares de leucemia porque su abuela paterna falleció por esta enfermedad, igual que su tío abuelo y


su tía abuela, a los 23 y 41 años, respectivamente. «NOS HICIERON PRUEBAS A TODA LA FAMILIA buscando un donante compatible de médula para mí y descubrieron que Francisco Javier tenía lo


mismo que yo«, cuenta Manuel. Su hermano tenía mucho cansancio y hemorragias nasales, que se atribuyeron inicialmente a un exceso de trabajo. »Con veinte días de diferencia nos


diagnosticaron a los dos déficit de GATA2 y nadie en nuestra familia tenía médula compatible cien por cien con la nuestra«. Tuvieron suerte y en pocos meses encontraron un donante para cada


uno, un joven de Canarias y otro procedente de Italia, a los que le están eternamente agradecidos. La madre de Francisco y Manuel no encontró paz en su vida hasta que aparecieron estos


donantes. «Son mis dos únicos hijos y durante ese tiempo no tenía hambre, apenas comía y sobrevivía a base de pastillas». A finales de octubre de 2024 se realizó el trasplante de Manuel en


el VIRGEN DEL ROCÍO DE SEVILLA y, muy poco tiempo después, el de su hermano Francisco. «Fue muy duro -recuerda Yolanda-, yo estuve en una habitación contigua con Manuel y mi marido en la


otra con Francisco. »Los dos estuvieron aislados en sus habitaciones durante 31 días y allí sólo podían entrar con mascarillas y la ropa esterilizada los médicos y las enfermeras«. MAL


RECUERDO DEL MÁSTER A Francisco la enfermedad le pilló trabajando y estudiando un máster en Fisioterapia, del que no guarda un buen recuerdo. «Tengo una clínica de fisioterapia y tuve que


reinventarlo todo para adaptarme a los estudios y a mi trabajo y la verdad es que en la Universidad no me ayudaron mucho. Me estaban dando la quimioterapia previa al trasplante y me dijeron


que no podían flexibilizarme los plazos y que tenía que perder el año. Al final, gracias a la presión de dos magníficos profesores y grandes personas, MANUEL REBOLLO Y MANUEL ALBORNOZ, no lo


perdí, aunque me obligaron a plantarme en la Universidad sin poder prácticamente andar porque no me dejaron hacerlo de manera no presencial«. Francisco recuerda esos 31 días de aislamiento


como si hubieran terminado ayer. «Antes del trasplante de células me pusieron ciclo de quimioterapia de acondicionamiento para anular las defensas del organismo y no hubiera rechazo. NO ES


UNA QUIMIO NORMAL SINO MUCHO MÁS DURA y me salieron un montón de llagas en la lengua y en la boca. Se me inflamó el tubo digestivo y prácticamente no podía comer, de modo que me alimentaron


por vena, Sufrí muchos dolores abdominales y no podía hablar. Perdí 20 kilos en 20 días y me quedé en 45 «. Dice Francisco que en la foto de la pasada Navidad no se reconocía. «Estaba muy


demacrado y a las dos semanas de salir del hospital tuve la enfermedad de injerto contra huésped (EICHJ). EL SISTEMA INMUNITARIO EMPIEZA A ATACAR A TU PROPIO CUERPO Y Suele cebarse con el


aparato digestivo, el sistema respiratorio o con la piel, que es lo que me ocurrió a mí. Se me empezó a quemar y me salieron pompas, eran como quemaduras de tercer grado por todo el cuerpo.


El pelo que me quedaba se me terminó de caer, se me quemaron los ojos por dentro y hacia pis con sangre. Mejoré con tratamiento de fotoaféresis que consiste en dormir los LINFOCITOS T, LOS


MÁS AGRESIVOS, para que no te ataquen«. Este joven sevillano recibió 24 sesiones más un tratamiento con corticoides y fue mejorando poco a poco. »Aún no estoy recuperado del todo, tengo


heridas en los ojos y me cuesta ver. Pero estoy bastante mejor«, cuenta a ABC. A Francisco le ha ayudado mucho pasar por este trance con su hermano, aunque hubiera deseado ahorrárselo. «Nos


hemos consultado dudas y síntomas y ESTO NOS HA DADO TRANQUILIDAD dentro de lo duro que es esto. Mi hermano ha sido un gran apoyo y la verdad es que he estado más pendiente de su evolución


que de la mía. Prefería que lo malo me tocara a mí y no a él. Y Manuel pensaba lo mismo«. Ha logrado mantener su clínica de fisioterapia en la que ha contratado a tres personas. «ME


ESPECIALICÉ EN PACIENTES DE ONCOLOGÍA Y TRAUMATOLOGÍA porque suelen ser procesos largos. Ahora no tengo fuerzas para trabajar, ni siquiera tengo uñas por lo que no puedo tratar aún a mis


pacientes. Me gusta mucho mi trabajo y quiero estar muy pronto como antes. Volver al trabajo me motiva mucho en mi recuperación«. MANUEL ha evolucionado mejor que su hermano tras el


trasplante y se ha recuperado antes. «No tuve complicaciones como él y me encuentro bastante bien. Ya voy todos los días al gimnasio, aunque no se me olvida todo lo que pasé. La quimio fue


muy dura con muchos efectos secundarios y tuve fiebre, llagas, perdí la fuerza y el apetito. Yo perdí 15 kilos porque a partir del cuarto día de quimio ya no puedes comer, te entra la


mucositis, las náuseas, los vómitos. YO TENÍA 23 LLAGAS EN LA BOCA Y EN EL INTESTINO. Ni mi hermano ni yo podíamos comer ni beber y después, cuando vuelves a ingerir alimentos, la comida te


sabe a metal durante un mes o mes y medio. Es una experiencia que no se la deseo a nadie«. MÁS DE TRES MIL PASTILLAS Manuel calcula que desde el trasplante hasta hoy habrá ingerido más de


tres mil pastillas, a un ritomo de unas 15/20 diarias. «Ahora me tomo 10 y el doctor Pérez Simón me las quiere bajar, sobre todo las que tienen peores efectos secundarios. La mitad de las


pastillas son protectores contra el hígado, los riñones, el estómago. Son necesarias todas porque unas te hacen DAÑO EN ALGUNOS ÓRGANOS COMO EFECTO SECUNDARIO Y OTRAS TE PROTEGEN CONTRA ESOS


DAÑOS«. Al hermano pequeño de la familia también le ayudó pasar todo este calvario junto a su hermano mayor. «Nos hemos apoyado mucho y después del trasplante yo pensaba más en mi hermano


que en mí. Mi hermano también decía que todo lo malo no me entrara a mí sino a él. Y ahora lo digo yo, que las complicaciones no le entren a él sino a mí. No me veo salir de esto sin mi


hermano y voy a apoyarlo a muerte. Que él no esté tan bien como yo es un comedero de cabeza». MANUEL se siente más unido a Francisco que antes de la enfermedad y de todo este proceso. «Hemos


pasado mucho tiempo en casa y vamos a salir los dos juntos de ésta. La ayuda y apoyo de nuestros padres ha sido fundamental. Foramos un equipo». Dice el doctor PÉREZ SIMÓN, el jefe de


Hematología del Virgen del Rocío y médico de los dos hermanos, que «EL APOYO FAMILIAR es crucial en un proceso tan largo y delicado, especialmente en la fase de quimioterapia. Ese apoyo


psicológico y mayor afectividad ayuda en este trance«. Reconoce Manuel que tras haber superado esta enfermedad, ve la vida de otra manera. «He vuelto a hacer ejercicio y a disfrutar de otras


cosas al máximo. LA VIDA SE TE VA CON NADA, TENGAS 20 Ó 50 AÑOS. Hay que disfrutar y pasar todo el tiempo posible con tus amigos y tu familia«