Por qué los profesionales de la salud deberían incorporar la perspectiva de género

Por qué los profesionales de la salud deberían incorporar la perspectiva de género

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_                                                             "Rebelarse es deshacerse, es no reproducir una herencia" _ _


                                                                                                                                            Sarah Ahmed_ Estamos en juntada de amigos de mis


hijos, todos entre 18 y 22 años, y sale el tema de una chica (que no se encuentra allí) que está de novia con otra chica hace tiempo y el fin de semana se “chapó” a un chico. Paro las orejas


e intervengo haciéndome el moderno: “Ah, es bisexual”. Mi hija interviene y me corri ge: “NO, LE GUSTÓ ESE PIBE Y SE LO CHAPÓ, NADA MÁS, QUIZÁS NO ES BISEXUAL”. Silencio. Intento procesar.


Algunas barreras más rígidas intentan ablandarse y permitirme entender esta nueva info. OK, uno puede chapar con quien sea y eso no lo transforma en nada en especial, es experimentar. Al


rato hablan sobre la nueva película de Almodóvar, donde Banderas y Sbaraglia se besan apasionadamente. Otro de los chicos hace un comentario : “Yo al que me chaparía es a Furriel. Tiene una


facha…” Lo miro desorientado. Le pregunto, ingenuo: “Pero vos hace seis años que estás de novio con una chica…¿disfrutarías eso?” De nuevo esa mirada corrosiva del grupo. Otra vez metí la


pata. No tengo problemas con la homosexualidad, pero no entiendo que un chico que es hetero pueda imaginarse chapando a otro chico y lo excite…a mí por ejemplo no me excita pensar en Furriel


por más que reconozco que es muy buen mozo. Así ando por la vida ahora, intentando adaptarme y flexibilizarme ante las nuevas generaciones. En el consultorio una paciente joven me habla de


una discusión que tuvo con una amiga porque es TERF. Lo dice con naturalidad y tengo que preguntarle, sabiendo que es falta de conocimiento mío: ¿Qué es TERF? “Transexual Excluding Radical


Feminist”, responde. Son quienes no aceptan que en las marchas feministas los transexuales participen reivindicando la causa. “Ah, OK”, digo. Sin dudas necesitamos hacer un cambio radical.


Nosotros los profesionales de la salud y la sociedad en general. Si no lo hacemos, las nuevas generaciones _nos llevarán puestos_. Necesitamos flexibilizarnos para estar a la altura de los


nuevos tiempos. Mi colega y amiga Angeles Queipo, estudiosa del tema, viene en mi auxilio: “La sociedad posó su reflector sobre el feminismo y empezaron a suceder cambios que impactaron en


todas las disciplinas. La psicología y su práctica no podían quedar fuera de este fenómeno que tiene la intención de trocar cierto orden de las cosas. ¿Por qué algunos pacientes empiezan a


solicitar psicólogos con perspectiva de género? ¿Qué sería un psicólogo con estas características y en qué se diferencia de otros? ¿Cuándo se está-es sano-enfermo, normal-patológico?”. Y


esto me parece fundamental, porque ¡COMIENZAN A CAMBIAR LAS FORMAS DE PENSAR A NUESTROS PACIENTES! “Los atisbos de respuestas nos ayudan a revisar y replantearnos la práctica clínica en


diferentes ámbitos de salud. Podemos ser ingenuos y pensar en la pureza de la ciencia sin considerar que los CRITERIOS DE NORMALIDAD Y SALUD RESPONDEN AL CONTEXTO HISTÓRICO. Difícilmente hoy


alguien se atrevería a decir públicamente que la mujer no debería ir a la universidad o que la homosexualidad es una enfermedad que amerita ser tratada, esto era diferente hace


relativamente poco. No debemos olvidar que para Freud amar y trabajar eran criterios de salud, ¿se trabajaba de la misma manera en el siglo XIX que en el XXI?. ¿Qué llevó a que la Sociedad


Americana de Psiquiatría a eliminar la homosexualidad de su manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales?”, continúa Ángeles. Yo pienso en esas pacientes adultas jóvenes y


solteras que he atendido y a quienes trataba de ayudar a consolidar alguna pareja estable como garantía de felicidad. “¡Claro! -me valida la profesional-: Paciente y profesionales somos


socializados en esta manera de pensar que llamamos patriarcado, la manera patriarcal de pensarnos y hacer las cosas es la única que conocemos. Una paciente de mediana edad refiere que su


vida no tiene sentido ya que no tiene pareja, una mujer busca un terapeuta con perspectiva de género porque SU EX PSICÓLOGO 'NO DEJA DE PREGUNTARME POR LA MATERNIDAD CUANDO PARA MÍ NO


ES UN TEMA', un consultante asiste por la culpa que le genera haberse enamorado de su amante y no quiere que su mujer se entere porque la ama, un hombre de mediana edad consulta porque


tuvo relaciones sexuales ocasionales con un hombre y quiere saber si es homosexual. Podría seguir _ad infinitum_ enunciando relatos que grafican temáticas que son tenidas en cuenta al


momento de pensar la conceptualización e intervenciones en el tratamiento: heteronorma, amor romántico, pareja, familia nuclear, maternidad obligatoria, etc.” Yo pienso en mis propios


modelos internalizados: que la madre debe atender al niño por sobre el padre cuando nace, que tiene que intentar darle pecho exclusivo durante los primeros 6 meses como recomienda la


Organización Mundial de la Salud, que….la lista sigue. Mi pregunta surge inevitable: ¿pero entonces, qué tenemos que hacer los profesionales de la salud? ¿nacer de nuevo? Ángeles sostiene


que sería deseable que EL PROFESIONAL DE LA SALUD CONOZCA CÓMO SE TRABAJA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO porque “quien la tiene utiliza una capacidad de cuestionar la práctica profesional que


reproduce los roles estereotipados de género, ya que considera que juegan un rol clave en cómo las personas construyen su vida, en lo que se permiten o prohíben hacer, decir y sentir y que,


por lo tanto, esto genera un padecimiento psíquico. La práctica psicoterapéutica está llena de intervenciones violentas basadas en buenas intenciones. TENER PERSPECTIVA IMPLICA REGISTRAR


CREENCIAS, PREJUICIOS Y SESGOS ASOCIADAS AL PATRIARCADO”. Y aquí pienso que el mindfulness como práctica de estar atentos a nuestras vivencias internas puede ayudarnos. Registrarnos sin


juzgarnos, ver cómo “sentimos” aquello que nos traen las personas es fundamental. “Si el terapeuta considera que la paciente será más feliz si es madre, que estará mejor si el consultante es


monógamo, si castiga la expresión de las emociones en los varones, si refuerza cualidades de género supuestamente innatas, evidentemente intervendrá desde allí”. Es decir, EL TERAPEUTA CON


PERSPECTIVA DE GÉNERO RESPETA PROFUNDAMENTE (HOY MÁS AÚN QUE EN CUALQUIER OTRO MOMENTO HISTÓRICO ANTERIOR) EL MARCO DE CREENCIAS Y VIVENCIAS DEL PACIENTE. La profesional cita a Jessica


Crispin, quien afirma que seguimos guiándonos con valores patriarcales y con definiciones patriarcales de éxito, felicidad o sentido de la vida. “Deconstruirse está de moda pero la excede


-afirma Angeles-, ES UNA POSICIÓN POLÍTICA DECIDIR NORMALIZAR O NO A NUESTROS PACIENTES. Nuestra práctica puede seguir institucionalizando, perpetuando y manteniendo el patriarcado, entender


nuestro lugar dentro de éste como profesionales de salud se realiza por elección y acción”, finaliza. Siento que una nueva era se cierne sobre la atención terapéutica. Un espacio más


inmenso, amplio y flexible acoge a todo ser humano sin exclusión. No es que no haya referencias éticas ni valores sociales, pero cada uno los encuentra en su búsqueda personal, vital, sin


transar con lo que nos venden desde afuera. UN SER HUMANO MÁS AUTÉNTICO Y CONECTADO CON SUS SENTIMIENTOS ESTÁ APARECIENDO. Es nuestra tarea como terapeutas dejarlo emerger. _*Martín Reynoso


es psicólogo, coordinador de Mindfulness en INECO y autor de Mindfulness, la meditación científica._