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Un sobre se diferenciaba de los otros 35: era el que más plata tenía -30.000 pesos en efectivo- y ESTABA ROTULADO CON UNA LETRA MAYÚSCULA. Es la prueba que hoy puede llevar el mayor
escándalo en la historia de la Policía Bonaerense AL CORAZÓN DE SU CÚPULA. Cinco días después de que Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad provincial encontrara los 36 sobres con
153.700 pesos de coimas en la sede de la Jefatura Departamental de La Plata, el 1° de abril de 2016, se produjo UN ASALTO QUE HASTA AHORA PERMANECÍA OCULTO. Ocurrió en la puerta de una casa
de Quilmes y lo sufrió uno de los más altos jefes de la Policía Bonaerense: el comisario general GRASSO. Fernando Grasso. El robo fue de una violencia particular. Al comisario general lo
amenazaron con armas pero también le dieron una cantidad de culatazos en la cabeza que no se condice con el magro botín que, según la víctima, obtuvieron los asaltantes. Poco después del
asalto, Asuntos Internos recibió una denuncia que indicaba que los atacantes habían seguido a Grasso desde su lugar de trabajo: LA JEFATURA DEPARTAMENTAL DE LA PLATA. Y que el botín que
buscaban habría sido su tajada en la recaudación ilegal. Cuando Asuntos Internos allanó la Departamental de La Plata, los sobres estaban en una oficina de la planta baja que usaban el jefe,
Darío Camerini; su segundo, Rodolfo Carballo; su jefe de Operaciones, Ariel Huck; y su secretario, Walter Skramowskyj. Todos quedaron imputados en la causa penal que abrieron entonces el
fiscal Marcelo Martini y la jueza Marcela Garmendia. Pero aquel día en el edificio TAMBIÉN ESTABA EL COMISARIO GENERAL FERNANDO GRASSO, aunque en una oficina del segundo piso. Ese lugar
ocupaba -y sigue ocupando hoy- como Superintendente de Seguridad Interior de La Plata. Por esto, por el asalto, y por el rótulo “G” encontrado en uno de los sobres es que Asuntos Internos
CITÓ A DECLARACIÓN INDAGATORIA PARA EL PRÓXIMO 6 DE MARZO a este comisario general. La sospecha es que, como superior de Camerini, no podía desconocer la recaudación ilegal que llegaba
mensualmente al edificio. Es un golpe a la cúpula de la Bonaerense. Por encima de Grasso sólo hay un peldaño: el que ocupa el propio jefe de Policía, el también COMISARIO GENERAL PABLO
BRESSI. ¿El también sabía de la recaudación? La causa penal que investiga la ruta de los sobres -en la que Grasso aún no fue imputado- tiene por ahora a 9 comisarios procesados. Además de
los de la Departamental, hay otros cinco que eran jefes de distintas seccionales de La Plata que quedaron involucrados luego de que pericias caligráficas demostraran que era suya la letra
encontrada en algunos de los sobres. Serían quienes remitían a la Jefatura el porcentaje correspondiente a la recaudación ilegal de sus comisarías. Uno de esos comisarios era Federico
Jurado, quien ya nunca podrá contar todo lo que sabe porque apareció muerto en la cárcel. Fue hace poco más de un mes, el 19 de enero, y su autopsia se conoció ayer. Lo encontraron boca
abajo en la cama superior de una cucheta, debajo de la cual dormía otro ex policía. Estaba morado y tenía un pequeño golpe en una ceja. Debajo de su almohada estaba su teléfono celular,
intacto, y nada había sido revuelto. TENÍA SÓLO 41 AÑOS. Al enterarse de su muerte, el fiscal Martini corrió al penal, la Unidad 9, y llamó a Gendarmería para que se encargara de manipular
el cuerpo. Sin embargo, la autopsia la hicieron peritos judiciales de la Suprema Corte. Su resultado, al que accedió CLARÍN, fue que Jurado murió _“por un síndrome asfíctico de tipo clínico
producto de una insuficiencia cardíaca aguda”_. El informe destaca que ya había padecido un infarto y que sufría de_ “insuficiencia cardíaca crónica (...), diabetes, obesidad, pancreatitis,
hemorragia digestiva alta, enfisema pulmonar y hepatitis crónica”_. Su familia insiste con que_ “lo asesinó la mafia policial”_. Si bien la autopsia es concluyente al hablar de una muerte
natural, son muchos los que desconfían. Entre otras cosas, porque la hicieron peritos judiciales y no, por ejemplo, de Gendermería. Es que, a excepción del fiscal Martini y la jueza
Garmendia, la Justicia bonaerense está haciendo todo lo posible para que LA CAUSA DE LOS SOBRES TERMINE SEPULTADA. La última palada de tierra se la arrojó la Cámara de Casación, que
aprovechó la feria judicial para excarcelar de apuro a los ocho comisarios que quedaban presos. Con la firma de los jueces Jorge Celesia y Mariano Borinsky, el 24 de enero la Cámara hizo
lugar a un insólito _habeas corpus_ -un recurso constitucional ideado para velar por los derechos de quienes se encuentran ilegalmente detenidos- y devolvió a la calle a los comisarios. Se
aseguró así de que el encierro no tentara a ninguno con la posibilidad de romper la _omertá_. _“Jurado murió de tristeza”_, dijo el único de esos policías que aceptó hablar con la prensa
tras la liberación, Ariel Huck. También aseguró que en la Departamental había muchos sobres -_”pero porque teníamos pocos insumos y los reciclábamos”_, indicó- y destacó que ninguno llevaba
su apellido:_ “Sólo había uno que decía ‘Ariel’”_, aclaró Ariel. A pesar de las liberaciones, el fiscal está por citar a indagatoria a un décimo comisario, Juan Retamozo, quien era jefe de
la comisaría 4° de La Plata: tres de los sobres TENÍAN COMO REMITENTE ESA SECCIONAL. Hasta ahora el oficial se negó a hacer pericias caligráficas y aún no se pudo hallar para el cotejo ni un
sólo papel oficial que haya escrito en su carrera. Por eso lo llaman_ “El Comisario Que No Escribe”_. El paso siguiente será escuchar cómo la cúpula de la Bonaerense explica el sobre “G”.