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El complejo y tardío debate por el aborto. Marchas y asambleas feministas. Congresos de especialistas que analizan el alcance de la educación sexual y la salud pública a las adolescentes. No
sólo en Argentina se multiplican las actividades y discusiones que redefinen tanto el rol de la mujer como las políticas de género que alcanzan a la sociedad. La problemática de los
embarazos no deseados, en agenda de las grandes capitales y ciudades de Latinoamérica, convocó a un plantel de expertos en la Ciudad de México para exponer cuáles son los nuevos métodos
anticonceptivos que, por diversos motivos, no llegan al consultorio de los médicos ni a convertirse en una alternativa viable para las mujeres que buscan cuidarse cuando tienen relaciones
sexuales. La conclusión de reconocidos ginecólogos, referentes de fundaciones por la niñez y autoridades de salud del continente fue una sola en el taller “Mujer actual y anticoncepción:
revelando nuevos caminos”: LA MAYORÍA DE LAS MUJERES, ESPECIALMENTE EN CLASES SOCIALES MÁS VULNERABLES, NO LOGRAN ACCEDER A LOS DISTINTOS TIPOS DE ANTICONCEPTIVOS disponibles y gratuitos en
hospitales de Argentina y otros países. “Los médicos tenemos que cambiar nuestro disco duro”, admite Luis Bahamondes, profesor titular de Ginecología en la Facultad de Ciencias Médicas de la
Universidad de Campinas, Brasil. “A la mujer hay que preguntarle qué quiere. Si sabe que a largo plazo no quiere ser madre, existen métodos como el Sistema Intrauterino (SIU), similar al
DIU pero más eficaz porque libera hormonas y no es de cobre, o implantes subcutáneos. Si es una decisión provisoria, en cambio, están las píldoras, lo más usado, pero también adhesivos o
inyecciones”. Para Bahamondes, así como otros de los que expusieron en el evento que se llevó a cabo el 24 de abril, los médicos no tienen o no encuentran tiempo de hablar con sus pacientes.
La directora de la fundación Save the Children, María Josefina Menéndez, agrega que “la política de difusión de métodos anticonceptivos y formas de protección de las niñas y los niños no
alcanza en los gobiernos de Latinoamérica”. El SIU es similar a la T de cobre (conocida como DIU). La diferencia, además del material, que es blando y adaptable al útero de la mujer sin
contraindicaciones, es que no sólo “frena” el ingreso de los espermatozoides al óvulo, sino que además libera bajas dosis de la hormona progestina dentro de la matriz. Esto dificulta el
movimiento del espermatozoide. Según Josefina Lira Plascencia, del Colegio mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia, es el método más seguro para evitar embarazos: tiene un
99,8% de eficacia y dura hasta cinco años. En Argentina, a través de un programa público del Gobierno, se compraron y distribuyeron 18.500 unidades de Mirena (la marca del SIU que distribuye
Bayer, organizador del evento) desde 2014. Pero no hay estadísticas precisas de cuántos se aplicaron o se ofrecieron a las mujeres que van al ginecólogo para preguntar qué método
anticonceptivo deberían usar, aunque debería ser gratuito en hospitales y centros de salud. Desde el Gobierno explican a Clarín que hay un programa "para prevenir el embarazo no
intencional en la adolescencia" en pleno desarrollo. "Los plazos aún no están definidos, pero está en la agenda, lo coordinan los ministerios de Salud, Desarrollo Social y
Educación y fue acordado con los gobernadores de las Provincias". Además, cuentan que hubo una primera etapa piloto en Misiones, donde capacitaron a médicos y difundieron entre la
población las nuevos dispositivos de anticoncepción que se ofrecen gratis en centros de salud. Además del Sistema Intrauterino y los dos métodos más usados en el mundo (la píldora, que según
las encuestas pocas mujeres usan correctamente, y los preservativos) existen parches adhesivos que liberan hormonas y duran una semana, un anillo de plástico vaginal que se cambia una vez
por mes, la inyección que dura hasta tres meses y varios otros sistemas que, opinan los especialistas, “deben adecuarse a la necesidad de cada mujer o pareja”. Patricio Sanhueza, coordinador
de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, cree que “al aborto legal y gratuito hay que sumarle una campaña para que a los jóvenes les llegue información de
cómo cuidarse”. En la capital mexicana el aborto fue legalizado en 2007. “Bajó considerablemente la mortalidad de mujeres embarazadas, pero la clave es que la joven o adolescente que llega a
un embarazo no deseado tenga las herramientas para cuidarse después de la intervención”, agrega, y suma que los anticonceptivos para hombres son “mucho más aceptados de lo que se cree”
cuando hay programas que los difunden. El año pasado se llevó a cabo en el antiguo DF el Día Internacional de la Vasectomía sin Bisturí. “Se anotaron miles de mexicanos. La intervención es
totalmente sencilla, se hace en el acto en cualquier centro de salud y no es quirúrgica. En general es irreversible. Muchos varones deciden que no quieren tener más hijos y vencen la barrera
cultural”.