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EL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO 12 DE JULIO CON LAS LECTURAS: LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (13,1-23) Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta
gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde
del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió
el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros,
treinta. El que tenga oídos que oiga.» PRIMERA LECTURA LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS (55,10-11) Así dice el Señor: «Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de
empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi
voluntad y cumplirá mi encargo.» SEGUNDA LECTURA LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS (8,18-23) Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día
se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la
sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que
hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando
la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. SALMO SAL 64,10.11.12-13.14 R/. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces
sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, preparas los trigales. R/. Riegas los surcos, igualas los terrones, tu llovizna los deja mullidos, bendices sus brotes. R/. Coronas el año
con tus bienes, tus carriles rezuman abundancia; rezuman los pastos del páramo, y las colinas se orlan de alegría. R/. Las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R/.