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Las prisas, como se sabe, nunca son buenas. La única manera de defenderse de sus estragos es tomarlas con calma, que de ahí el sabio «vísteme despacio, que tengo prisa». Pues bien; Alberto
Núñez Feijóo, que tiene prisa, muchas prisas, no encuentra o no busca la calma para sobrellevarlas y acaba vistiéndose mal, de cualquier manera, y eso cuando no sale prácticamente desnudo a
decir cosas tremendas y apresuradas también. Feijóo tiene prisa en materializar su sueño de birlarle el cargo al actual presidente del Gobierno, y eso que, al parecer, pudo materializarlo a
raíz de las últimas elecciones generales, pero no quiso. Una pena, porque ahora que quiere, sigue sin poder. Pero el caso es que sus prisas, sea porque se le hace un mundo esperar otros dos
años o por no confiar del todo en el albur de las urnas, máxime cuando Abascal le pita para adelantarle por la derecha, le desnudan, y lo que percibe el espectador no incondicional de la
siglas que porta tatuadas, es que, salvo esas prisas que le devoran, no se le ve nada, ningún proyecto concreto, ninguna alternativa racional, ni siquiera un taparrabos retórico,
propagandístico, medianamente cosido. Mafia, mafia, caos, apocalipsis zombi, y de ahí no sale. Con lo fácil que se lo pone el Gobierno con su torpeza al encarar la disparatada tragicomedia
de la tal Leire Díez, trufada de empresarios huidos, de tenientes coroneles Balas y de capitanes Bonilla, y con su natural desgaste, trufado a su vez de inciertos nepotismos, pero Feijóo, ni
por esas. Se ve que fiado en el éxito de su némesis, Ayuso, apuesta todo al insulto, a la calumnia, a la injuria barriobajera, al desprecio del adversario político, a la mentira sistémica,
pero se ve que lo hace sin la marrajería de la presidenta, tan cara a su parroquia, y eso no lo enmiendan ni las incontables manifestaciones callejeras a las que se va agarrando no más,
según se ve, que para compartir sus prisas con las de los suyos. Feijóo tiene prisa, si pudiera adelantaría el calendario un par de años, pero no puede. Y con esas prisas que tiene, se viste
mal, y en no pocas ocasiones, se desnuda.