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-Desde la perspectiva de la responsabilidad social, ¿cómo calificaría la reforma laboral? -En términos generales, es una reforma socialmente responsable. Aunque no trata nada directamente de
Responsabilidad Social Corporativa (RSC), ni usa sus instrumentos ni promociona este tipo de comportamientos. -¿Entonces? -Desde los objetivos que pretende lograr y por el procedimiento que
ha seguido encajaría bien en un esquema de responsabilidad social, porque se ha hecho con transparencia, se han tenido en cuenta los intereses de los distintos afectados y se han buscado
soluciones equilibradas. Es útil. -¿En qué demuestra esa utilidad? -Será útil si está bien gestionada. Va a incrementar la capacidad de adaptación de las empresas. Sí ha habido cambios
sustanciales, por ejemplo, en la regulación del despido, que se ha visto bastante mejorada. -Los empresarios no parecen pensar lo mismo. -Esperaban más, pensaban que en una situación casi de
emergencia como la que estamos era el momento para cambios revolucionarios, y la reforma, si es algo, no es revolucionaria. -Luego es conservadora. -Es conservadora, hace cambios pero no
afecta al núcleo de la regulación y usa los mismos instrumentos que se han venido utilizando hasta ahora. Es continuista y ellos esperaban una reforma innovadora y rompedora. -¿Qué queda
pendiente? -Una mejora de los servicios públicos de empleo, la reforma de la negociación colectiva y mejorar la regulación del trabajo a tiempo parcial. -¿A medio plazo? -Urgente es la
reforma de la negociación colectiva, pero eso es un tipo de reforma que los interlocutores sociales quieren reservarse para ellos mismos. -¿Cómo se enmarcan los cambios promovidos por España
en la Agenda 2020 de la UE? -La Agenda 2020 pretende un desarrollo inteligente, sostenible e integrador. Gran parte de las políticas españolas públicas van en esa dirección en los últimos
tiempos, como la ley de economía sostenible. Y la reforma laboral se presenta dentro de la Estrategia Española de Economía Sostenible. Puntúa bien desde las perspectivas de la Agenda. -¿Por
ejemplo? -La UE promociona un modelo de participación, _flexiguridad_, no flexibilidad a lo bestia y eso es también lo que pretende nuestra reforma. -¿Hasta qué punto ha afectado la crisis a
la RSC? -No ha herido de muerte a la responsabilidad social, pero sí la ha tocado seriamente. Porque hay muchos menos recursos y porque han cambiado las prioridades, las empresas están en
otras cuestiones, incluso a la hora de pensar. -Se han dado pasos atrás. -Donde había realmente RSC no se ha visto muy afectada, pero sí se ha dificultado mucho que nuevas empresas adopten
este tipo de comportamientos. -Pero la responsabilidad social todavía no está muy extendida en Andalucía, o al menos esa es la sensación que se transmite. -Hay algunos ejemplos, como
Abengoa, Heineken. Eso tiene que ver con el tejido industrial de España y Andalucía. Ahora mismo la responsabilidad social es de grandes empresas. -Pero en Andalucía prevalecen las pequeñas
y medianas. -Por eso las políticas de la Junta en materia de RSC se orientan también a las pequeñas empresas. Son políticas a lo mejor menos ambiciosas pero buscan generalizar el concepto.
-¿Qué pueden hacer esas pymes? -Hay determinadas políticas de RSC que no necesitan una dimensión importante para desarrollarlas. -¿Cuáles? -Una política de conciliación de la vida personal y
laboral se puede hacer en cualquier tipo de empresa; unos compromisos de calidad en el empleo o relacionados con la igualdad de género no necesitan un gran presupuesto. -Entonces, ¿por qué
no se llevan a cabo? -Probablemente en las pequeñas empresas hay problemas de conocimiento. Pero ahí están las políticas públicas apoyando a las pequeñas sociedades, ayudando a hacer planes
de sostenibilidad, planes de igualdad.