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Pocas cosas decepcionan tanto como cortar una albóndiga que tenga buena pinta y por dentro esté seca. LA DIFERENCIA ENTRE EL FRACASO Y EL ÉXITO con este plato tan popular está en algo tan
sencillo como esencial, la jugosidad. Así como un buen bizcocho debe ser esponjoso o un _risotto_ debe tener una textura cremosa, LAS ALBÓNDIGAS deben ser jugosas, porque si no lo son, es
como comer bolas de cartón prensado y nadie quiere eso. LOS TRUCOS DE ABUELA Como casi siempre que se trata de recetas tradicionales, en lo primero que pensamos es en los TRUCOS DE LAS
ABUELAS. Aparte de guisar las albóndigas en una buena salsa, hay un par que son superconocidos y casi todos los hemos usado alguna vez. Quién no ha leído alguna vez eso de añadir una MIGA DE
PAN remojada en leche. El pan actúa como una esponja que retiene la humedad durante la cocción haciendo que las albóndigas queden más tiernas... y más calóricas. Otro truco popular es
incorporar CEBOLLA POCHADA a la mezcla de carne para que aporte humedad haciendo que las albóndigas no se resequen durante la cocción. Algunas ABUELAS RECOMIENDAN no trabajar en exceso la
mezcla de carne, pues amasar demasiado compacta la preparación y da como resultado albóndigas densas y secas. Lo ideal es mezclar justo lo necesario para integrarlo todo. EL TRUCO CHINO QUE
SUPERA A LAS ABUELAS En un vídeo publicado en Instagram por la cuenta _@wen_comidasaludable_ se explica que en la cocina china existen dos trucos tradicionales que resultan sorprendentemente
efectivos y son DESCONOCIDOS EN ESPAÑA. Estos métodos no solo aseguran una TEXTURA TIERNA Y JUGOSA, sino que además no es necesario usar ingredientes como pan, leche o cebolla pochada,
haciendo que la receta sea más ligera y rápida de preparar. El primer truco consiste en aprovechar la capacidad de la carne cruda para absorber líquido. EN LUGAR DE USAR PAN, se incorpora
caldo directamente en la mezcla, unos 50 gramos son suficientes para 250 gramos de carne picada. A continuación, SE MEZCLA enérgicamente y, poco a poco, el líquido desaparece, absorbido por
la masa. Se sigue batiendo hasta que la mezcla adquiere una textura pegajosa y elástica, signo de que está lista para formar las albóndigas. El segundo truco, igualmente ingenioso, está en
LA FORMA DE BOLEAR. A diferencia de la técnica occidental de formar las bolas con ambas manos, en China se utiliza una sola mano para "estrujar" la masa. Se toma una porción de
carne, se alisa con el pulgar la parte superior y se aprieta PARA QUE SALGA LA CARNE entre el pulgar y el índice tal como puede verse en el vídeo. Para SEPARAR LA ALBÓNDIGA, se corta la
bolita con una cuchara ligeramente engrasada y ya estaría lista para cocinarla en un caldo o para pasarla por harina y freírla. Un método rápido, limpio y sumamente práctico. Aunque si
queremos UNAS ALBÓNDIGAS MÁS SALUDABLES, podemos elegir la primera de las opciones, condimentando la mezcla de carne y caldo con 4 g de sal, pimienta blanca, 30 g de cebolleta verde y 2
dientes de ajo. Con esta mezcla y esta técnica, las albóndigas pueden cocerse en apenas cuatro minutos y mantienen UNA JUGOSIDAD SORPRENDENTE que, difícilmente, se consigue con los trucos de
las abuelas.