«adelina patti eligió mejor sus óperas que a sus maridos» | ideal

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Sábado, 17 de mayo 2025, 23:41 Comenta Compartir Reyes Monforte (Madrid, 1975) es periodista y escritora. Inició su carrera en la radio, donde dirigió programas y colaboró como guionista en


diferentes emisoras. Su debut literario, 'Un burka por amor' se convirtió en un éxito editorial con más de un millón y medio de ejemplares vendidos. Ahora lanza 'La


Diva', una novela sobre la vida revolucionaria –y algo excéntrica– de la soprano española Adelina Patti. Presentará la obra en el Aula de Cultura de IDEAL en un encuentro con lectores


que tendrá lugar este jueves, 22 de mayo, en el Centro de Cultura de la Fundación Unicaja de Almería a las 19 horas. Todo gracias al patrocinio de la Fundación Unicaja. –¿CÓMO ES SU


ENCUENTRO CON ADELINA PATTI? –Llegué a ella por casualidad, porque estaba de vacaciones en el Reino Unido y alquilé un coche para dar una vuelta por Gales. Allí, la encargada de un


establecimiento donde yo me estaba tomando un café me dijo:«Ah, bueno, son ustedes españoles, entonces vendrán a ver el castillo de la gran diva de la ópera». Y, la verdad, a mí me extrañó.


Porque yo creí que se refería a María Callas. Pero no, se refería a Adelina Patti, que era madrileña. Y cuando me acerqué al castillo, que por cierto es el castillo más grande de todo Gales


y el más embrujado –aseguran que el fantasma de Adelina Patti se aparece– y conocí su historia, me pareció digna de una novela.Fue la mujer más importante del siglo XIX, la que rivalizaba


con la reina Victoria para ver quién de las dos acaparaba más titulares y quién de las dos tenía la mayor colección de joyas. Fue la más fotografiada de la segunda mitad del siglo XIX, y


bueno, me sorprendió que alguien tan famoso, tan conocido, tan en boca de grandes escritores, y la mayoría de la aristocracia europea y de presidentes de Estados Unidos, pues a día de hoy


tengamos tan pocos referencias de ella. –¿QUÉ BUSCA CON ESTA OBRA? MITIFICARLA, ENALTECERLA, TRAERLA A LA ACTUALIDAD, DIFUNDIRLA... –No, lo que busco siempre es contar una historia que


entretenga a los lectores y si les aporta algo más, perfecto. Pero no es que yo quiera mitificarla, ella ya fue un mito, ya fue la primera diva de la historia de la ópera, la soprano mejor


pagada, la que mencionaron Oscar Wilde, Tolstoy, Émil Zola... Charles Dickens dijo que lo de Adelina Patti no tenía precedentes, Pérez Galdós dijo que era como escuchar cantar a Dios. El


autor del fantasma de la ópera se inspiró en Adelina Patti para el personaje de Carlota, la diva egocéntrica, poderosa, caprichosa. Lo que quiero yo mostrar es la historia de esta mujer y en


un contexto histórico, además, muy atractivo. En plena época victoriana, donde las mujeres apenas salían de casa, no trabajaban, por supuesto no ganaban dinero, solo organizaban fiestas y


bailes Pues en este contexto social y económico y político incluso, ella recorrió el mundo, llenó teatros, calló muchas bocas y enmudeció al mundo. No solo por su voz, sino por sus brotes de


divismo. La cita LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO TENDRÁ LUGAR ESTE JUEVES, 22 DE MAYO, EN EL AULA DE CULTURA DE IDEAL Lugar: Centro de Cultura de la Fundación Unicaja, Paseo de Almería 69 (la


Fundación Unicaja patrocina la cita). Hora: 19 horas. –Y DE FEMINISMO. –Enarboló la bandera del feminismo sin ni siquiera saber que era eso. A ella, su madrina, María Talbón, que era una


contralto muy famosa de la época, que inauguró, por cierto, el Teatro Real de Madrid en 1850, le dijo:«Los empresarios de la ópera y de los teatros son hombres, y van a ver en tu condición


de mujer una excusa para pagarte menos. No lo permitas». Y ella se hizo respetar, no solo en el escenario, abriendo la boca y cantando, sino en los despachos, exigiendo sus derechos. Y eso


fue lo que más me llamó la atención. –TIENE GRANDES PARALELISMOS CON CARMEN DE BURGOS. –Exactamente. Pero ya no solo profesionalmente, personalmente hizo lo que le dio la gana. Se casó tres


veces. Y en cada boda fue un mayor escándalo. Ella siempre dijo que eligió mejor las óperas que sus maridos, y es cierto. Se casó la primera vez con el marqués de Cox, que era caballerizo


del emperador Napoleón III y el organizador de fiestas de la emperatriz Eugenia de Montijo, y él se casó por la fortuna de ella, y ella se casó por la posibilidad de entrar en la corte


francesa. Ninguno de los dos se casó por amor. Y bueno, fue un desastre, acabó en un divorcio que fue el primero en el que una mujer le tiene que dar la mitad de su fortuna a un hombre para


conseguirlo. Él estuvo incluso a punto de denunciarla por adulterio y de meterla en prisión, porque ella le fue infiel con su compañero de reparto, con quien posteriormente se casaría. El


tenor Ernesto Nicolini fue su segundo marido, y a los seis meses de enviudar de él se casó con un hombre 27 años menor que ella. Y te hablo de 1899, o sea, en la época fue un escándalo. A


ella siempre le dio lo mismo todo, excepto llenar los teatros, lógicamente, y cobrar lo que le tenía que cobrar. –ESTAMOS HABLANDO DE UNA NOVELA, TAMBIÉN DE UNA BIOGRAFÍA. ¿CÓMO SE CONJUGAN


ESOS DOS ESTADIOS DENTRO DE UNA OBRA COMO ESTA QUE NOS PRESENTA? –Adelina Patti tuvo una vida de novela. Pero no es una biografía al uso. Su vida es tan rica, sus anécdotas son tantas, las


leyendas que se le atribuían, unas verdaderas y otras falsas, son tan novelescas que por eso ha sido muy fácil escribir esta novela. O sea, una mujer que le enseña a su papagayo favorito a


decir «más dinero, más dinero», cada vez que un empresario entraba en la habitación parece imaginación pero es real. O que sufrió un atentado en un teatro de San Francisco de manos de un


hombre que no entendía cómo una mujer podía ganar lo mismo en dos horas cantando en un teatro que un hombre trabajando en una fábrica durante diez años. Y luego las leyendas que la


acompañaban, unas ciertas y otras no. Se decía de ella que había nacido encima de un escenario del Teatro Circo de Madrid, mientras su madre cantaba la ópera Norma. No era cierto. Nació en


una casa de huéspedes en la calle Fuencarral de Madrid, muy cerquita de la Gran Vía, pero Rossini le aconsejó no desmentir nada de lo que salía en la prensa porque eso alimentaba su


condición de diva. Igual que cuando decían que se tomaba un sándwich de doce lenguas de canario todos los días para conservar su portentosa voz. Era mentira. Pero todo eso quedaba muy bien


en la biografía de una cantante. Por eso te digo que no es ninguna biografía, es una novela donde el contexto histórico, político y social es otro personaje. –¿Y CÓMO SE EXPLORA LA


COMPLEJIDAD PSICOLÓGICA DE UN PERSONAJE QUE HA EXISTIDO Y CON EL CUAL NO SE PUEDE CONVERSAR? –Por sus actos, por sus declaraciones, por sus compañías también, por la huella que ha dejado en


la historia. Ella fue la mujer que más apareció en prensa en la segunda mitad del siglo XIX y gracias a eso podemos saber cosas que decía, cosas que pensaba y eso ayuda a hacer un poco el


perfil psicológico de esta mujer y su manera de actuar. –¿DE QUÉ MANERA INFLUYÓ TAMBIÉN LA PROPIA SENSIBILIDAD ARTÍSTICA Y SU COMPRENSIÓN DEL MUNDO DEL ESPECTÁCULO EN LA CREACIÓN DE ESTA


NOVELA? –Claro, a mí me gusta mucho la ópera y aún así yo no tenía constancia de la existencia de Adelina Patti. No soy una gran entendida, a mí solo me gusta disfrutar de la ópera. Por eso


me llamó la atención, por eso cuando la encargada de ese establecimiento de Gales me dijo: «Entonces vendrán a ver el castillo de la gran diva de la ópera. A lo mejor me dicen otra cosa y no


me llama la atención y no voy a verlo. Y entonces no hubiese escrito 'La Diva'. Pero bueno, es una novela que aunque no te guste la música, aunque no te guste la ópera, es tan


entretenida, es tan divertida, cuenta tantas cosas que casi la ópera es lo de menos. Es una excusa.Está presente en el hilo conductor, por supuesto, porque fue la primera gran diva de la


historia. Pero también es cierto que hay que recordar que la ópera en aquel tiempo, en la segunda mitad del siglo XIX, era más que un espectáculo, era casi una obligación estar presente en


la ópera para ser y ser visto, no solo por las altas esferas, sino también por el pueblo llano. De hecho, en Nueva York, en aquella época, existía un teatro de la ópera que era la Academia


de la Música. Y construyeron el Metropolitan porque los ricos decían que no había palcos suficientes para los nuevos ricos y que no podían asistir a la ópera. Entonces ellos decidieron


construir un teatro de la ópera para el resto. La ópera no es solo música. –¿QUÉ TIENE LA ÓPERA AHORA Y QUÉ HA VENIDO ARRASTRANDO EN ESTOS DOS SIGLOS PARA CREAR FIGURAS TAN ICÓNICAS, TAN


SOLEMNES, TAN RECONOCIBLES? PATTI, MARÍA CALLAS, MONTSERRAT CABALLÉ... –Tiene algo mágico, algo glamuroso, algo que lo demuestra así como en una escala superior, cuando no es así, cuando


cada vez más gente va al teatro. Y en aquella época era otra cosa. Se ponían sus mejores galas, sus mejores joyas. Era un acontecimiento. Y además, me habla de María Callas o de Adelina


Patti. En estos dos grandes personajes confluyen lo que hicieron en el mundo de la ópera, que fue mucho, por su portentosa voz, pero también por su escandalosa vida privada. Las dos tuvieron


momentos muy críticos, muy felices, muy mediáticos y otros que fueron más tristes. Y yo creo que eso es lo que acompaña siempre a un personaje que llama la atención, sus luces y sus


sombras. –¿CUÁL HA SIDO EL MAYOR DESAFÍO QUE HA TENIDO QUE ABORDAR A LA HORA DE TRATAR CON UNA FIGURA TAN ICÓNICA? –Desafío ninguno, porque además el acceso a la bibliografía, a la


documentación, ha sido fácil. No es como cuando escribí 'La Violinista Roja', la historia de África de las Heras, esta española que se convirtió en la espía soviética más


importante del siglo XX, que fue además la que le dio clases a Putin y que tenía una vida muy rica. Pero, claro, al ser espía había mucha información que costó mucho acceder. En el caso de


Adelina Parri, una figura pública que además apareció tanto en prensa, que estaba en boca de Oscar Wilde, el presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln, Alejandro II, la reina Isabel II de


España, el príncipe de Gales, con el que tuvo además un romance clandestino... Hay tantos elementos bibliográficos, digamos, documentales, que desafío realmente no ha habido más que el de


mostrárselo a los lectores, el de recuperar una figura que lo fue. –¿QUÉ ES LO QUE LE LLEVA A ELEGIR UNA TEMÁTICA SOBRE LA QUE ESCRIBIR? –Yo siempre busco historias que me sorprendan, que


agiten cosas y me remuevan cosas por dentro, porque creo que también va a sorprender al lector. Esta es mi novela número 11 y es verdad que todas han sido protagonizadas por mujeres, pero no


es algo premeditado. Yo creo que al escribir novela histórica, en aquella época, las mujeres sí que tenían que llegar más lejos, tenían que hacer cosas más importantes, más grandes, más al


límite para llegar a ser conocidas. Y yo creo que este ha sido el caso de las protagonistas de mis novelas. Pero yo lo que busco son historias que entretengan al lector, que emocionen y que


nos aporten y de personajes realmente que valieron la pena. –NO SOLO HAN TENIDO QUE LLEGAR MÁS LEJOS, SINO QUE ENCIMA SE LES VE CON UNA ESPECIE DE AURA MALÉFICA A LAS MUJERES QUE HAN LLEGADO


LEJOS EN LA HISTORIA. –Bueno, fíjate, a la edad media las quemaban, ¿no? Cuando tenían conocimiento, sabían más, sabían igual que los hombres, las quemaban porque decían:«¡Qué barbaridad!,


¿dónde van estas?». Es verdad que en siglos pasados se les ha intentado acallar. «Tú pinta los cuadros y los firmo yo, tu marido, porque así se van a vender mejor». Espero que todo esto lo


hayamos superado. –¿CÓMO INFLUYE SU PROPIA EXPERIENCIA COMO ESCRITORA A LA HORA DE SELECCIONAR LA OBRA DE SUS COLEGAS ESCRITORES? –Antes que una escritora, yo soy una gran lectora. Me lo leo


casi todo. Hay algunos casos que es verdad que si un autor o una autora me gusta mucho, pues me leo lo que publique. Pero soy una lectora muy prolífica. Me leo absolutamente todo. Yo creo


que me leo hasta el prospecto de los medicamentos. Me gusta leer. Es una pasión. Y encima tengo la suerte de poder dedicarme a ello también. Así que sí, yo soy de lectura fácil. Comenta


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