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Jueves, 24 de abril 2025, 00:47 | Actualizado 15:42h. Comenta Compartir A las cinco y media de la mañana, ni los gatos dan los buenos días. Por Camino de Ronda no se escucha una mosca. En la
Avenida de Fuente Nueva, la parada del autobús sigue frita. Y cerca de la Facultad de Ciencias, uno podría echarse un ratito en la marquesina del metro arropado por el suave canto de los
pajarillos. Sin embargo, en la Estación de Andaluces hay un runrún constante, un barullo inesperado de cafés y papeles en la mano. La cola para acceder al andén va de punta a punta. Es
miércoles 23 de abril, Día del Libro, y a las 6.12 horas arranca el tren con destino a Madrid, es decir, el primer AVE madrugador de Granada. «Si salgo un poco más tarde no llego», bromea
Manuel, estudiante de Empresariales que ha venido andando a la estación. No hay muchas más opciones porque, efectivamente, a estas horas no hay ni metro ni autobús. Así que hay que tirar de
taxi, vehículo particular o de pata, según distancia y ganas. «No me esperaba tanta gente», resopla al ver que quedan pocos minutos para el despegue. Pero no hay problema, la nave sale
puntual con toda la tripulación hacia Atocha. No queda prácticamente ni un asiento libre. El tren va completo y, aunque hay más estudiantes como Manuel –incluso algún compañero de clase–, la
inmensa mayoría viaja armado con portátiles, tabletas, hojas de Excel, varios móviles y alguna que otra Moleskine negra. José Espadafor, gerente de Industrias Espadafor, lee en alto la
noticia que publica IDEAL: «Renfe activa el nuevo AVE madrugador de Granada que llega a las 9.44 horas a Madrid». Acto seguido le propina un codazo a José Andrés Rodríguez, farmacéutico, su
amigo y compañero de viaje. «¡Mira! Que estamos de estreno». El periodista les interrumpe y parece que todo estuviera preparado, como en un programa de Juan y Medio. Ambos ríen y cuentan que
tienen una reunión en el centro, a las once de la mañana. «Es una suerte que los granadinos podamos conectar con Madrid un poquito más temprano», afirma Espadafor. Y añade alegre: «Desde
luego, un viaje se termina con un brindis con Castillo de Salobreña. ¡Salud!». Alfonso Márquez trabaja en la aseguradora Aegon, en Granada, y acostumbra a viajar a Madrid una vez por semana.
«Llegar una hora antes merece la pena, me cunde más y a las cuatro de la tarde me vuelvo a casa». Estefanía Rojas se dedica a la gestión logística en Lidl y hoy tiene una formación
específica en las oficinas centrales. «Sin duda, aprovechas más el día. Esa horita extra se nota». Al otro lado del vagón viajan Iñaki Hidalgo y Ángela Rodríguez, de la consultora Cívica
Software. «Nos viene de escándalo. Hemos podido adelantar la mesa redonda y vamos a aprovechar más la jornada». AMANECE A las 7.17 horas, un tímido Sol se asoma por el horizonte. Los rayos
atraviesan poco a poco los ventanales del tren y, en cuestión de segundos, la oscuridad más absoluta –ese reflejo antinatural que te devuelve el saludo– se convierte en una hermosa postal
repleta de colores. Un espectáculo que no pasa desapercibido para nadie porque estamos parados en Antequera. Y es que lo de levantarse a las cinco para llegar a la estación a tiempo no evita
ninguna de las cuatro paradas que sigue realizando el tren: Loja, las dos de Antequera y Córdoba. «La solución no era adelantar la hora de salida, sino que el trayecto fuera más corto, que
hubiera menos paradas», reflexiona Francisco Martínez Cañavate, gerente de la Asociación de Constructores y Promotores de Granada (ACP), que viaja con el presidente de la institución, Juan
de Dios Molinero, para asistir a una feria de construcción. «En cualquier caso, nos viene bien llegar antes», termina. Cuando la megafonía anuncia la llegada a Madrid, el pequeño Juan, de
tres años, pega un brinco y empieza a cantar a gritos: «¡Lalalalala!». Es el único niño del vagón y, por hacer honor a la verdad, no ha dado un ruido en todo el trayecto. «Temíamos que se
despertara en mitad, pero ha ido como la seda», guiñan sus padres. Adrián y Rubén, gemelos de 25 años, ríen con la espontaneidad del zagal. «También viajamos por trabajo –dicen–. Pero no a
Madrid, a Menorca. Somos taxistas allí. Y este tren conecta perfectamente con el de Barcelona, desde donde volamos». 555 MILLONES DE EUROS El subdelegado del Gobierno en Granada, José
Antonio Montilla, celebró que, a partir de ahora, el primer AVE de la mañana llegue a Madrid a las 9.44 horas. «Se atiende así -afirma- a la reivindicación de los granadinos que se tenían
que desplazar a la capital para realizar su actividad profesional y que solicitaban una llegada más temprana». Y añade: «En cualquier caso, el Gobierno de España continúa trabajando para
reducir de manera sustancial el tiempo de viaje con una inversión de 555 millones de euros». Así, el AVE madrugador de Granada permite a sus pasajeros llegar a Madrid 48 minutos antes de lo
que, hasta ahora, era posible. El viaje entre ambas capitales dura 3 horas y 32 minutos, cinco minutos menos del resto de líneas, aunque mantiene las paradas intermedias. El billete más
barato ronda los 60 euros. Recordemos que el tren madrugador, anunciado por el ministro de Transportes, Óscar Puente, el pasado 21 de febrero, fue la respuesta del Gobierno a la campaña
liderada por IDEAL para lograr un AVE más rápido, que logró reunir 11.317 firmas. La campaña logró agitar a la sociedad y movilizó a numerosos colectivos para reivindicar una mejora de las
conexiones. Los frutos van llegando. Comenta Reporta un error Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras,
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