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_Pamplona._ Tras dos años de ausencia por la pandemia, una marea roja y blanca de fiesteros invadió este miércoles el centro de la ciudad española de Pamplona para celebrar el esperado
regreso de las fiestas de San Fermín, mundialmente conocidas por sus encierros de toros. El tradicional "chupinazo" --el potente petardo lanzado desde el balcón del Ayuntamiento
sobre una plaza repleta de gente-- marcó al mediodía local (10 horas GMT) el inicio oficial de los nueve días de fiesta. Miles de asistentes llegados de todo el mundo, la mayoría, como es
tradición, vestidos totalmente de blanco y con un pañuelo rojo, respondieron con el grito de "Viva San Fermín!" y lanzándose vino. La fina lluvia que caía no bajó intensidad a los
vítores de la multitud, que agitaba sus pañuelos rojos al aire ante la divertida mirada de los abarrotados balcones cercanos. "Da igual la lluvia. Simplemente ver esa plaza llena de
nuevo es una pasada", celebró Saioa Guembe Pena, una funcionaria de 54 años, con su camiseta blanca ya rosada por el vino que caía. Mundialmente famosas desde que Ernest Hemingway las
inmortalizara en su novela "Fiesta" ("The Sun Also Rises", 1926), los últimos San Fermines se celebraron en 2019. Las autoridades locales suspendieron el popular evento
en 2020 y 2021 debido a la pandemia, que dejó a esta ciudad norteña sin fiesta por primera vez desde la Guerra Civil española (1936-1939). Desde horas antes del "chupinazo", este
miércoles ya se veía a muchos asistentes bebiendo de sus grandes botellas de sangría por las estrechas calles empedradas del centro de Pamplona. Las fiestas de San Fermín, con orígenes
medievales, incluyen también conciertos, procesiones religiosas, bailes folclóricos, y mucho vino. El momento álgido, sin embargo, llega cada día a las 08 horas de la mañana, cuando cientos
de asistentes se lanzan a una peligrosa carrera de 850 metros ante seis pesados toros de lidia. Durante los intensos "encierros", de menos de tres minutos, los corredores tratan de
acercarse al máximo a los animales en su sprint hasta la plaza de toros de Pamplona, que este año celebra su centenario. El primer encierro, el que tradicionalmente atrae a más
participantes, será este jueves. Docenas de personas resultan heridas cada año, aunque en su mayoría son lesiones derivadas de caídas o pisotones de los animales. La última muerte fue en
2009, cuando un toro corneó a un español de 27 años.