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Hay dos figuras, en toda la cuestión de la dana, que todavía guardan misterios. Una es el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. La otra ... es su homólogo en la Confederación
Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, que ha guardado un obstinado silencio de siete meses. Su papel el 29 de octubre era clave, pero poco se sabe de dónde estuvo o qué hizo. Sí
sabemos, y cada vez mejor, lo que no hizo. Entre las 16 y las 17 horas, estuvo en la sala del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). Luego, se incorporó al Cecopi, donde no
dijo nada del Poyo, tal como la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, aseguró en sede judicial. En esos 60 minutos, el caudal del Poyo casi se triplicó y cruzó dos umbrales de alerta, sin
que nadie avisara de los datos que desvelaba el aforo de Riba-roja. Entre las 16 y las 17 horas, Polo asistió a una reunión con el subdirector general de Protección de las Aguas y Gestión de
Riesgos del Ministerio de Transición Ecológica. En esa reunión, por cierto, participan miembros de la comisión permanente y del propio SAIH, donde esa tarde había tres personas. Es la
cuarta vez ese día que Polo, que es el técnico de guardia, acude al SAIH. Antes lo había hecho a las 8, a las 9 y a las 12 horas. Durante esa reunión, la técnico Carmen González envía el ya
famoso correo de las 16.13 horas, porque el caudal no deja de bajar. Pero es también durante esa reunión cuando el caudal vuelve a subir. De forma lenta pero constante, el medidor de
Riba-roja detecta la crecida. No es algo extraordinario, pero ahí está: 33,39 metros cúbicos por segundo a las 16.15 horas, 37,2 a las 16.25, 43,82 a las 16.35, 47,9 a las 16.40, 52,6 a las
16.45... A las 17 horas en punto marca 71,65 metros cúbicos por segundo. En esa hora de reunión, por tanto, se han saltado dos umbrales: los 30 y los 70. Cada uno de ellos debería haber
provocado el envío de un correo electrónico a Emergencias para alertar de que se había superado el umbral de riesgo. Hasta los 150 metros cúbicos por segundo no se decreta la alerta
hidrológica, algo que ya se hizo a las 12.07 horas. En todo el día no se retiró esa alerta. Con el presidente, y técnico de guardia, presente en la sala del SAIH no se envía ningún correo.
Tampoco se hará más tarde. No será hasta las 18.43 horas cuando se enviará un 'mail' a Emergencias. Pero entonces ya será demasiado tarde. La crecida súbita que la CHJ detectó
pasadas las 17 horas no obtuvo la atención debida porque, tal como la técnico Carmen González dijo en el Senado, antes de enviar un correo hay que confirmar el dato. «Validarlo», dijo. Ese
proceso lleva unos 20 o 25 minutos, de ahí que el correo que se envía a las 18.43 en realidad sea el que el sensor ha detectado a las 18.25 horas, dieciocho minutos antes. «Hubo un momento
en el que dije, 'tiramos con esto', y enviamos el correo», contó en el Senado. Sombras que no se han disipado este jueves durante la comparecencia de Aránzazu Fidalgo, jefa de la
Oficina de Planificación Hidrológica de la CHJ. «Es que eso no es mi competencia», ha repetido una y otra vez. Ante el interrogatorio de los senadores, Fidalgo ha tenido que insistir en que
las cuestiones relacionadas con las inundaciones o el SAIH no entran dentro de sus labores. A preguntas del senador del PP Javier Márquez, admitió que no había «datos de caudales», pero sí
de pluviómetros. Más de cien correos se enviaron a Emergencias esa tarde con los datos de lluvia en Chiva, pero esos datos también los leía la CHJ. Ni en Valencia ni en l'Eliana
supieron qué hacer con ellos y cómo interpretarlos, pese a que Fidalgo ha dicho este jueves que «se sabe» que los barrancos mediterráneos «crean avenidas muy rápidamente». Además de Polo,
otra persona que vio los barrancos y no dijo nada fue Emilio Argüeso, el número 2 de Emergencias en aquel momento. Gracias a una pericial sobre sus movimientos ese día sabemos que recorre la
Ribera y parte de l'Horta para ir desde l'Eliana hacia Carlet. En ese trayecto, el que va del Cecopi a La Ribera y viceversa, se atraviesa la cuenca del Poyo –con muchos de sus
barrancos– desde la plataforma del by-pass. Argüeso, por obligación, tuvo que ver los cauces del Poyo, el Gallego y la Horteta, puntos que en la tarde del 29 de octubre arrastraban un caudal
de 2.000 metros cúbicos por segundo, según la información oficial y la estimaciones hidrológicas realizadas por los expertos.