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La presa de Buseo fue la otra gran infraestructura hidráulica más dañada por la riada que el pasado 29 de octubre arrasó la provincia ... de Valencia. Así lo atestigua el informe remitido
por la Conselleria de Agua al Juzgado de Instrucción 3 de Catarroja que investiga la causa de la dana. Según este documento, Buseo sólo pudo reforzar la salida de caudal a través de uno de
sus cuatro desagües de apoyo al estar inoperativos los otros tres. De hecho, la única toma de riego que sí logró evacuar lo hizo a partir de las 18.05 horas al encontrarse a una altura
superior al del agua embalsada. El embalse de Buseo es la única infraestructura hidráulica bajo la jurisdicción de la Generalitat y, al igual que sucedió con Forata, el pasado 29-O también
estuvo al borde del colapso. En Chera se sobrepasaron de largo sus 7,050 hectómetros cúbicos de capacidad hasta alcanzar, según las estimaciones, los 8,88. Como consecuencia de esta gran
avenida, la presa llegó a verter por coronación, eso es por encima del muro de contención, un lámina de agua que superó en hasta 2,5 metros esta altura. Además, dicho flujo descontrolado
acabó dañando la única toma de riego que sí estaba en funcionamiento llegando incluso a cerrarla. La nueva petición de información sobre esta infraestructura formulada esta misma semana por
la jueza de la dana, Nuria Ruiz, ha arrojado que Buseo sólo tenía operativa una toma de riego, la número 3, mientras el resto de válvulas y el desagüe de fondo se encontraban obturados.
Asimismo, en el informe de la Generalitat también se remarca que el 29-O únicamente estaba lista para funcionar la citada toma 3, cuya sustitución se llevó a cabo en el año 2020, así como
que existía un proyecto para reponer la toma 2 que no se había ejecutado todavía. «Esta toma 3 tiene una capacidad de desagüe de unos 9,2 m3/s a embalse lleno. Sin embargo, su embocadura se
encuentra a cota 450,32 (generatriz inferior de la tubería) y, por tanto, muy por encima del nivel de embalse durante la mayor parte del evento (el agua alcanzaría esa cota el día 29 a las
18:05) por lo que no pudo emplearse durante la avenida», reza textualmente el informe del Consell que también deja entrever que las condiciones de construcción de un embalse que cuenta con
más de un siglo de antigüedad limitaron su papel como elemento laminador del desastre. Por ejemplo, las válvulas de cierre de estas tomas son los elementos originales de más de 100 años de
historia. Junto a los daños del vertido por coronación en la toma 3, la caída del pretil produjo también la rotura de la toma 1 y una fuga de agua estimada en unos 6 m3/s. De hecho, cuando
el nivel del caudal bajó, siguió desembalsando a través de esta brecha. Tanto es así que la incidencia no fue reparada en su totalidad hasta el 25 de noviembre, casi un mes después. Por otro
lado, el aliviadero principal, que cuenta capacidad de desagüe de 215 metros cúbicos por segundo, no empezó a verter agua hasta las 21:45 horas del 29-O y no dejó de hacerlo hasta las 23:30
horas del día 31 de octubre al encontrase a un nivel de altura más elevado que las tomas de riego. No obstante el informe de la Generalitat es tajante con respecto al desagüe: «Puede
afirmarse que el desembalse ocurrido a partir del día 29 se produjo mayoritariamente por el aliviadero y por coronación». El vertido por coronación alcanzó los 1.000-1.100 metros cúbicos por
segundo sumados a los 215 evacuados por el aliviadero. EL MEDIDOR DE CAUDAL, ARRASTRADO Sobre el llenado del embalse, los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH)
reflejan que la tendencia no era preocupante hasta pasadas las 19.00 horas al encontrarse al 19,7% de su capacidad (1.39 hm3) a las 16.00 de la tarde. A partir de este momento y hasta las
21.45, la situación da un giro radical pues el flujo de entrada pasa de unos 200 m3/s a más de 900 m3/s. Entre las 21.50 y las 22.10, se sobrepasa la cota de coronación (460,40 m) y el nivel
del agua sigue subiendo por el pretil, vertiendo por los estribos donde no existía esta protección. Cinco minutos más tarde, a las 22.15, el medidor del SAIH ofrece su último dato antes de
ser arrastrado por la corriente. Pese a todo ello, el Consell asegura que el personal encargado de la presa ejerció sus funciones y estuvo «permanentemente» en las instalaciones así como que
las condiciones meteorológicas hacían imposible la toma de datos pues la presa carece de iluminación y la escala de nivel manual, además de encontrarse en la margen derecha, resultaba
inaccesible. Eso sí, desde la Generalitat reconocen que a partir de la pérdida del limnímetro automático de la CHJ, «únicamente se puede reconstruir lo ocurrido por indicios y la descripción
del encargado de la presa».