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Uno de cada cuatro estudiantes extranjeros en Estados Unidos es chino. El gigante asiático valora la formación de su juventud por encima de todas las ... cosas, y más de 250.000 de sus
ciudadanos estudian en la superpotencia rival. A diferencia de lo que sucede con otras nacionalidades, cuando concluye su programa académico, la mayoría regresa a China para desempeñar su
profesión, muchas veces en empresas que compiten con las americanas. Son los llamados 'haigui', tortugas marinas. En la ofensiva que el Ejecutivo de Donald Trump ha lanzado contra
el sector universitario, el secretario de Estado, Marco Rubio, puso ayer su diana en los estudiantes chinos y avanzó que su gobierno revocará los visados que les permiten residir en Estados
Unidos «agresivamente». Concretamente, Rubio señaló a «los que tienen conexiones con el Partido Comunista y a los que estudian en áreas críticas». Por si fuese poco, también añadió que la
Administración «revisará los criterios de visado para escrutar mejor las solicitudes procedentes de China y Hong Kong». «UNA MEDIDA DISCRIMINATORIA» Washington es consciente del reto
político, económico y tecnológico que representa el Gran Dragón, y desde hace años muchas voces reclaman poner coto a quienes se forman en su territorio para utilizar luego ese conocimiento
en detrimento de EE UU. Sin embargo, este jueves China ha criticado duramente la medida. «La decisión de revocar los permisos de estudiantes chinos con el pretexto de la ideología y la
seguridad nacional perjudica gravemente los legítimos derechos de los estudiantes chinos», ha denunciado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning. «Esta medida tan
politizada y discriminatoria deja al descubierto la mentira estadounidense sobre su supuesta libertad y apertura, y solo socavará aún más su imagen internacional y su reputación nacional»,
ha sentenciado.