Paralelismos | Las Provincias

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En noviembre de 1938, en París, el judío polaco Herschel Grynszpan, de 17 años de edad, asesinó al diplomático alemán Ernst Eduard vom Rath. El ... abogado defensor de Grynszpan pretendió


despolitizar el caso presentándolo como un crimen pasional. (André Gide reveló que Rath era conocido en los ambientes homosexuales parisinos). Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler,


optó por divulgar otra versión: una muestra de la conjura universal de los judíos contra los alemanes, lo que dio pie a la llamada «noche de los cristales rotos», que marcó el inicio del


exterminio del pueblo judío. El 7 de octubre de 2023, los terroristas de Hamás asesinaron a 1195 judíos y secuestraron a 251, lo que llevó al gobierno de Netanyahu a emprender el exterminio


del pueblo palestino, desde la premisa de que el terrorismo debe combatirse con el terrorismo de Estado. Desde entonces, los informativos nos ofrecen en directo la destrucción de Gaza y el


asesinato de sus habitantes, lo que viene a ser el equivalente de que, en su día, el mundo hubiese tenido acceso, en tiempo real, a los gaseamientos en los campos de la muerte. Bien.


Entiende uno -de sobra- que los paralelismos nunca son del todo exactos, lo que no quita que sean paralelismos. Establecerlos puede ser un recurso facilón, pero en ocasiones también


irrefutable. En estos días, muchos se declaran «proisraelíes». Una declaración un tanto misteriosa, pues no aclaran si se fundamenta en una simpatía espiritual por la esencia del judaísmo o


si bien implica una adhesión a la política gansteril del Gobierno actual de Israel. Por otra parte, hemos llegado a ese grado de simplismo en que hay que aclarar que el hecho de estar en


contra del Gobierno israelí no implica estar a favor de Hamás, sino en contra de la barbarie, venga de donde venga. Hitler y los suyos aplicaron al pueblo judío una cosificación


indiscriminada, según la cual cualquier judío, por el mero hecho de serlo, merecía una condena a muerte preventiva, por así decirlo, como defensa necesaria para la supervivencia del Reich.


Como solución final, Netanyahu y los suyos han condenado al pueblo palestino -como ente único, como concepto deshumanizado- a una ejecución sumaria. El anuncio de la inminencia de «una


ofensiva sin precedentes» en Gaza produce escalofríos, pues escalofriantes son ya los precedentes. Dedicar unos sesudos análisis geopolíticos a lo que está pasando allí acaba siendo,


paradójicamente, una frivolidad: la racionalización de una compleja serie de sinrazones. Porque lo que está pasando allí es, en esencia, y en última instancia, muy simple: el descrédito de


lo que entendemos por civilización en nombre de la defensa de la civilización.