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El excanciller federal Gerhard Schröder ha provocado un nuevo escándalo y la irritación del Gobierno federal y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que presidió entre ... 1999 y 2004, al
acudir a la recepción en la embajada de Rusia en Berlín con motivo del Día de la Victoria, el aniversario del triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi. Pese al aislamiento
internacional del país desde la invasión de Ucrania y las heladas relaciones entre Berlín y Moscú por ese motivo, Schröder asistió en la noche del martes junto a su esposa a la fiesta
organizada en los salones de la representación del Kremlin en la capital alemana, junto a una serie de políticos alemanes de formaciones extremistas. Además de Schröder estuvieron presentes
el presidente de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), Tino Chrupalla, y su antecesor en el cargo Alexander Gauland, revela este miércoles el rotativo 'Berliner
Zeitung'. También acudió Klaus Ernst, expresidente del partido de La Izquierda, formación surgida del postcomunismo germano oriental, así como Egon Krenz, el último líder de la extinta
RDA. Jefe del Gobierno germano entre 1999 y 2006, Schröder es un íntimo del presidente ruso, Vladímir Putin, al que no ha querido criticar desde que estallara el último conflicto bélico en
Ucrania en febrero del pasado año. Tras el final de su carrera política, el político socialdemócrata se convirtió en estrecho colaborador en proyectos energéticos de Putin con cargos como la
presidencia del consejo de control de la empresa gestora de los gasoductos ruso-alemanes Nord Stream o su membresía en el consejo del consorcio ruso Rosneft. Recientemente un tribunal
berlinés rechazó una demanda presentada por Schröder contra el Estado germano por la retirada de sus privilegios como excanciller, entre ellos un despacho permanente, chófer y nueve
colaboradores pagados por el contribuyente alemán. La iniciativa del «desahucio» había partido del grupo parlamentario socialdemócrata en el Bundestag como castigo por su cercanía al
presidente ruso. El SPD no ha conseguido hasta ahora echarle de la formación. Schröder se tragó al parecer sin rechistar como el resto de los invitados el discurso del embajador ruso en
Berlín, Sergei Nechayev, en el que defendió la invasión de Ucrania, acusó a Occidente de tratar de hundir a su país, criticó la «rusofobia» y advirtió contra «los intentos de falsear la
historia para adaptarla a la agenda política actual, equiparando a víctimas y verdugos, vencedores y vencidos». «SECUACES DE PUTIN» Las críticas al nuevo patinazo político de Schröder no
tardaron en llegar. Schröder, Chrupalla y Ernst «no son más que secuaces de Putin en la guerra exterminadora de Rusia contra Ucrania», afirmó la diputada Rebecca Harms en nombre de Los
Verdes, que forman parte de la coalición de gobierno en Berlín. El aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi «sirve en esta ocasión para justificar la dictadura en Rusia y la guerra
y el terrorismo que practica», añadió Harms. La lista de invitados «casa» con quienes respaldan al presidente ruso, dijo sarcástica y escuetamente el cristianodemócrata Ruprecht Polenz,
presidente de la Sociedad Alemana de Estudios de Europa del Este. El portavoz del Ejecutivo federal, Steffen Hebestreit, no quiso, sin embargo, comentar la asistencia de políticos germanos a
esa recepción.