Un libro y una flor | la verdad

Un libro y una flor | la verdad

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Pasó abril, lluvioso y beneficioso para el campo. Cayó agua de verdad, como cuando se murió Zafra, que lo tuvieron que enterrar vestido de buzo, ... pero no lo hizo a gusto de todos y es


posible que hasta lloviera en aquellos sitios donde las casetas exponían los libros para su venta al público, y los autores hacían acto de presencia, los lectores los veían, pagaban y les


pedían un autógrafo, que estampaban dentro de su libro. Hermoso, ¿verdad? En Córdoba, años allá, llovía siempre para la Feria del Libro. Libros y agua. Es bonito que el libro que te gusta


lleve caligrafiado un texto dedicado a ti por el autor que escribió ese libro en un ordenador, las más de las veces, aunque quedan autores que escriben sus libros en un cuaderno, con pluma o


boli, que no pluma de pavo y tinta de polvos, como Miguel de Cervantes. Todo el mundo debería escribir un libro, si plantaron ya el árbol y tuvieron ese hijo tan querido que deseaban. De lo


que sea. No es difícil. Si se hace pesado, cada día una página y, al cabo de unos meses, ya tendremos páginas para llamar a eso 'libro'. Yo empecé así por consejo de un escritor,


y sigo con la tarea, que no he dejado olvidada y la practico todos los días y fiestas de guardar. Si plantaste un rosal es posible que en mayo, si no lo atacan los bichos, te dé rosas para


dar y regalar; pero mejor, si lo haces, acompáñalas con un libro. Te lo agradecerán. Vas a quedar muy bien con el perfume de la rosa engalanando el libro. Detrás de cada persona, puede haber


un escritor. Hay que intentarlo. Escribir de lo que te guste. Deja correr tu imaginación. Rellena folios. ¿Y qué hago con lo escrito? Edítalo. Preséntalo en una editorial, que, a lo mejor,


aciertas y te lo publican gratis. Pero si te dan con la puerta en las narices, llévalo a una imprenta, con empuje, que allí te van a ayudar. Lo leerán, lo maquetan, te harán la portada, la


sinopsis, las solapas y lo meterán en una máquina que te transformará unas cuartillas en un libro hermoso. En poco tiempo serás un escritor. ¡Aleluya! Si no te lo compran, regálalo a tus


amigos con una rosa, y te dirán: no sabíamos que eras escritor; ¡jardinero, sí!