Play all audios:
Cuando Donald Trump llegó por primera vez al Despacho Oval, Vladímir Putin ya llevaba dieciséis años como presidente y se había apoderado por la fuerza ... de Crimea. Que el republicano, en
su segundo mandato, pretenda sacudirse cualquier responsabilidad en la prolongación de la guerra en Ucrania –«la guerra de Biden»– revelaría que el presidente de Estados Unidos es por fin
consciente de que el Kremlin se sirve de su afán por restablecer relaciones bilaterales para continuar la carnicería de civiles en el país invadido. Decir que el autócrata «se ha vuelto
absolutamente loco» porque los últimos días «mata a un montón de gente sin necesidad» desprecia deliberadamente las masacres y fosas comunes en Bucha, Irpín o Mariúpol. Y Trump sigue sin dar
luz verde al proyecto bipartidista del Congreso estadounidense para endurecer las sanciones a Rusia. Friedrich Merz incluye a EE UU en el grupo que, junto a Francia, Reino Unido y Alemania,
consiente que armas de largo alcance suministradas a Kiev ataquen objetivos militares. El canciller alemán ha declarado secretos los envíos de armamento, pero cabe entender que sus misiles
Taurus pronto hablarán sobre el terreno. Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay
demasiados usuarios conectados a las vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos. Volver a intentar Sesión cerrada Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró
la última sesión en este. Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo. Este contenido es exclusivo para suscriptores Reporta un error