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Canción de autor empapada en funk ('La noche de la ceguera'), sentidos desenlaces que nacen de las notas de un piano desnudo ('Sentada en un ... meteorito'), despedidas
bailables ('El último gol') y una preciosa y constante danza entre el matiz electrónico y el folclore mediterráneo y latinoamericano. 'Intuir el tigre', el brillante
segundo disco de la artista catalana Sandra Bautista, es una delicia que refleja su manera de escuchar y entender el mundo. Y la vida. Y las emociones. Y los conflictos. Y la ilusión y su
revés. Y los puntos de partida y las metas de cobre y sal. Y los recuerdos, los olvidos y el espacio que se abre entre ambos. Evolución, sinceridad e inspiración. Charlamos con Sandra. –EL
PROPIO TÍTULO NOS DA UNA PISTA CLARA, PERO, EN LO QUE RESPECTA A LA COMPOSICIÓN DE ESTE SEGUNDO TRABAJO, ¿QUÉ PAPEL HA TENIDO LA INTUICIÓN? –Esta vez dejé que la intuición lo impregnara todo
sin pudor, abrazando el «no lo sé» como forma válida de creación. Supongo que el camino lógico hacia los treinta era ir perdiendo capacidad de juego y ganando estructura, pero, justo en ese
impasse, mi vida ha dado un giro radical y he pasado de trabajar en un lugar fijo a dedicarme plenamente a la música, con toda su incertidumbre. He vuelto a ser niña, pero esta vez con una
mirada adulta. Y se nota en este álbum. He tenido tiempo para divertirme haciéndolo, meterme en líos, llorarlo y sufrirlo en todas sus dimensiones. SANDRA BAUTISTA * Cuándo Viernes, a las
22.00 horas * Dónde Café de Alba, Murcia * Cuánto Entradas: 8, 10, 14, 18 euros –¿Y QUÉ PESO LE OTORGA A LA INTUICIÓN EN EL DIRECTO? –Eso es harina de otro costal. Yo, encerradita en mi
cuarto, siempre he sido una gran soñadora, pero en directo necesito sentir cierta seguridad. He trabajado mucho ese aspecto y cada vez disfruto más de la improvisación en escena, pero
digamos que no es mi fuerte. Sé equivocarme y caer con estilo, como Buzz Lightyear, pero todavía le tengo pánico al ridículo. No escogí ser cantautora por los escenarios, más bien la vida me
obligó a expresarme con canciones. –¿PERCIBE MUCHAS DIFERENCIAS EN LAS SENSACIONES QUE TUVO CON 'INTUIR EL TIGRE' EN COMPARACIÓN CON SU DEBUT? –Están a años luz (risas). ¡Me veo
tan pipiola en el primero! Pero así es, por algo había que empezar y no reniego de lo hecho porque no llegué a esta profesión de la mano de un padrino o una familia con recursos con la que
pudiera esperar al momento preciso y entrar por la puerta grande. Lo hice a tropezones, sin saber que es una industria muy salvaje que poco tiene que ver con la calidad de las propuestas.
«AL CONTRARIO DE MIS INICIOS, AHORA ME TOMO MUY EN SERIO LO QUE QUIERO DECIR Y CÓMO LO QUIERO DECIR» –CADA CANCIÓN TIENE UNA PERSONALIDAD PROPIA, PERO EL PUNTO EN COMÚN ES SU VOZ. ¿CÓMO
TRABAJÓ PARA UNIFICAR LOS TEMAS DESDE LA INTERPRETACIÓN? –Supongo que el orden de las canciones ya está hecho de manera que de una canción a otra no te corte mucho el rollo. El disco empieza
y acaba con mucha ironía, que es algo que también quería potenciar, alejarme de la «niña buena» y mostrarme un poquito más canalla. Entremedias hay temas que nacieron del dolor, pero me
parece que todos tienen una aproximación amable. Si soy sincera, no trabajé la interpretación vocal pensando en cómo iba a hilar una canción con la siguiente. Es más sencillo, simplemente
cada tema cuenta una historia y la narradora soy yo, así que, si grito, susurro, modulo, hago un melisma o quiebro la voz, todo son recursos para reforzar la narrativa y que te quedes
conmigo dentro de la historia. –¿CUÁNTO LE DEBEN ESTOS TEMAS AL DESCUBRIMIENTO DE LUGARES DESDE LOS QUE COMPONER? –Estamos siempre en deuda con todos los que escribieron antes que nosotros,
con quienes nos acompañan en el camino y nos llevaron a nuestros límites. Intento no encerrarme en las ideas, en los lugares ni en las personas. El mundo es inabarcable y cada día me
sorprendo desaprendiendo cosas que para mí eran inamovibles. Y ahora, quitándole romanticismo, la realidad es que me aburre lo estático, soy un culo inquieto. Me encanta el folklore de todas
partes, esa sabiduría ancestral, y la gente que es capaz de romper esquemas a través del arte. Me fascina la forma en la que podemos ver el mundo de tantísimas maneras a través de los ojos
de los demás. «ME FASCINA LA FORMA EN LA QUE PODEMOS VER EL MUNDO DE TANTÍSIMAS MANERAS A TRAVÉS DE LOS OJOS DE LOS DEMÁS» –¿CUÁNTO HAY DE USTED EN EL JINETE PROTAGONISTA DE LA RADIANTE
CANCIÓN DE APERTURA ('NI SO QUE LE PARE NI ARRE QUE TROTE')? –En realidad, el jinete no soy yo. ¡Es mi ex! Yo no había escrito nunca una canción de amor o desamor romántico. Me
parece complicadísimo no repetirme. Siento que ya está todo dicho en ese sentido. Me atreví porque le di la vuelta simpática, me parecía que desde el melodrama podría quedar algo demasiado
pegajoso. El punto de partida fue ese dicho andaluz que un señor soltó al aire en un bar («Ni so que le pare ni arre que trote»), aunque no lo dijo exactamente así. Lo anoté y empecé a
imaginar un mundo en el que mi ex huía de mí a caballo, sin mirar atrás. Pero, ahora que lo dices, yo también he sido jinete huyendo de otras personas, así que no ibas tan desencaminado.
–¿CUÁNDO ESCAPA SIEMPRE LE TERMINAN ENCONTRANDO LAS CANCIONES O SALE USTED A SU ENCUENTRO? –Nos vamos encontrando a ratos. No soy nada metódica para eso, soy obsesiva y caótica a la vez.
Cuando empiezo algo no puedo parar hasta terminarlo y luego tengo muchos cabos sueltos que me atormentan y no consigo ordenar, pero he ido aprendiendo a dar espacio a las ideas. Ahora,
cuando termino las canciones, las saco a pasear mucho antes de grabarlas, para que vayan respirando y tengan vida. Al contrario de mis inicios, ahora me tomo muy en serio lo que quiero decir
y cómo lo quiero decir.