Meriendas para mejorar su salud cerebral

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In English | Escribo desde Florida, donde me encuentro visitando a mis padres, que están en esa etapa de la vida en la que necesitan atención especial de mi parte. Al mirar hacia atrás,

debería haberme dado cuenta hace más de un año de que algo no iba bien, cuando mi padre, que adora a sus únicas dos nietas, no quiso hacer el viaje para asistir a la boda de mi hija menor.

Después de retorcernos las manos por mucho tiempo, decidimos que papá se quedaría en casa y mamá los representaría a los dos. Ella lo dejó con todos sus medicamentos organizados, comidas

listas y un grupo de vecinos que se mantendrían al tanto de él.

Pero papá no lo pasó bien solo. Una vez que mamá se fue, se quedó desorientado y sin poder cuidarse a sí mismo. Nos dimos cuenta más tarde que un medicamento nuevo había exacerbado su

enfermedad, pero el incidente nos hizo consultar con un neurólogo, que confirmó lo que sospechábamos.

Eso sucedió en enero del 2012. A finales de abril, mis padres llamaron para informarnos que habían decidido mudarse de su hogar de 30 años a un agradable centro para jubilados con tres

niveles de servicio según sus necesidades. Pasamos el verano ocupados con la venta de su casa y pertenencias, y ahora se acerca el momento de celebrar el primer aniversario de su mudanza a

una maravillosa comunidad con muchas actividades.

Quisiera poder volver al pasado de hace varios años para poder mejorar la salud de mi padre con una dieta mejor —pero aunque pudiera, me imagino su risa si intentara servirle hojas de col

rizada tostadas—. "La única col que comeré", diría, "¡es una que se haya hervido por largo tiempo con un gran trozo de tocino!"

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Sé que existe la posibilidad de que la suerte de mi padre también sea la mía, así que hago lo que puedo por mí misma: tomo aceite de pescado (los ácidos grasos omega-3 que contiene se han

relacionado con la salud cerebral), mantengo activa mi mente y confío en recetas saludables con muchas frutas y vegetales, hierbas y especias —que se piensa mantienen o hasta estimulan la

capacidad intelectual— tales como las que incluyo aquí.

Si no logra encontrar harina de linaza, puede usar germen de trigo en su lugar. Según nuevas investigaciones, el aceite de coco puede ser bueno para su salud, pero puede sustituir aceite

vegetal si así prefiere.

Coloque la rejilla del horno en la posición del centro y caliente el horno a 275 °F. Mezcle la avena, harina de linaza, sal, nueces y coco en un tazón mediano. En una olla pequeña, cocine a

fuego mediano el agave, aceite, agua y cardamomo hasta que la mezcla entre en ebullición. Rocíe sobre la mezcla de avena y revuelva para mezclar.

Vierta la mezcla en una cacerola de 13 por 9 pulgadas que se haya engrasado con aceite vegetal en aerosol. Apriete puñados de cereal uno por uno para formar pequeños grumos. Hornee por 30

minutos. Agregue los arándanos azules y revuelva. Hornee unos 15 a 20 minutos más, hasta que se dore la mezcla. Deje enfriar y sirva. (Puede guardarse en un recipiente hermético hasta un

mes).

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Agregue 1/4 taza de este concentrado a 3/4 taza de agua o leche. Sirva el té caliente o frío.

En una olla mediana pesada, sin dejar de revolver, caliente las especias a fuego lento-mediano hasta que desprendan su aroma y empiecen a humear, un par de minutos. Agregue 4 tazas de agua y

el té, y caliente hasta que entre en ebullición. Retire del fuego, tape y deje reposar para que se combinen los sabores, aproximadamente 10 minutos. Agregue el agave, la melaza, vainilla y

jugo de limón y revuelva. Tape y refrigere hasta que desee usarlo. (De esta forma se mantiene por un par de semanas).

Coloque las rejillas del horno una en la posición inferior del centro y la otra en la posición más alta y caliente el horno a 275 °F. Mezcle la col con el aceite y sazone ligeramente con

sal; acomode las hojas en una sola capa en cada una de dos bandejas grandes para hornear con bordes. Hornee hasta que la col esté crujiente, aproximadamente 30 minutos.