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Hacer ejercicio regularmente genera menos problemas sexuales y mayor placer erótico. Pero el ciclismo como práctica —pasar más de tres horas a la semana en un asiento de bicicleta estrecho,
de punta larga y en forma de banana— puede perjudicar la erección. Afortunadamente, los ciclistas pueden montar la cantidad de tiempo que deseen y disminuir el riesgo de problemas sexuales
si cambian los asientos de su bicicleta. ¿Crees que es un problema de los tiempos modernos? ¡Ni hablar! Ya en el siglo IV a.C., Hipócrates especulaba sobre el impacto que causaba montar a
caballo por períodos prolongados en la pérdida de la erección. Su observación fue olvidada en gran parte hasta 1980, cuando comenzaron a aparecer informes de casos que describían problemas
de erección en hombres jóvenes sanos que no tenían factores de riesgo, pero que compartían una devoción por el ciclismo. Estudios posteriores sugirieron un riesgo sumamente alto de problemas
de erecciones en practicantes rigurosos del ciclismo. Investigadores noruegos encuestaron a 160 ciclistas jóvenes. El 13% de ellos informó tener problemas de impotencia y el 21% sufría de
entumecimiento en el pene. Los investigadores del Massachusetts Male Aging Study buscaron la relación entre el ciclismo y el deterioro de la erección en 1,709 participantes en el estudio.
Mientras más tiempo montaban bicicleta, mayores eran los problemas de erección. Realizar esta actividad menos de tres horas a la semana no afectaba la erección, pero según la edad del
ciclista, montar bicicleta durante más tiempo aumentaba el riesgo 72% más de lo normal. Cuando los investigadores se centraron más en el deterioro de la erección relacionado con el ciclismo,
se dieron cuenta rápidamente de que el problema no era el ciclismo en sí, sino los asientos (monturas) que usaban los ciclistas. Cuando un hombre se sienta en una silla, los isquiones en
las nalgas cargan todo el peso. Pero debido a que los asientos de bicicleta de punta larga resultan demasiado estrechos para apoyar los isquiones, los ciclistas que las utilizan compensan al
colocar su peso en el tejido blando conocido como el perineo. Esto no solo comprime los nervios involucrados en la erección sino también las arterias que envían sangre al pene. La
compresión de los nervios puede entumecer el pene; la compresión arterial limita el flujo sanguíneo hacia el órgano. Si actúan conjuntamente se perjudican las erecciones. Lo que es peor, con
el tiempo, la compresión de las arterias que recorren el perineo puede generar el desarrollo de depósitos (llamados placas arteroscleróticas) que las estrechan, limitando aún más el flujo
de sangre. Así que, aunque esa élite de ciclistas súper en forma típicamente muestra pocas placas en sus otras arterias, a menudo sufren una formación significativa de placa en las arterias
ubicadas entre las piernas.