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Entre otras cosas, le ha enseñado a ser paciente. A pesar de las dificultades, Beth, 53 años, dice no tener duda que lo haría todo exactamente igual y que volvería a escoger a su Lucas.
Cortesía Nina Halper NINA HALPER Y RAFAEL Nina Halper intentó concebir un hijo en varias ocasiones, pero no pudo. Finalmente, se convenció de que la mejor ruta sería adoptar, no sólo por su
salud mental y física, sino también por la humanidad. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > “¡Hay tantos niños que
necesitan ayuda!”, dice Nina, 48, especialista de contenido multimedia que vive en Washington D.C. “Si hay algo que yo quisiera transmitirle a la gente es que pierdan el miedo y consideren
adoptar. A veces uno no se da cuenta que, en realidad, no importa de dónde vino el niño. Al tenerlo cerca y verlo mirarte y decirte, ‘mami,’ eso es lo único que importa”. Hace tres años y
medio, Nina adoptó a Rafael Orion, un niño de descendencia mexicana nacido en Estados Unidos. Nina, cuya ascendencia es judeo-india, se identifica mucho con la cultura hispana y habla
español, algo que la agencia de adopción tomó en cuenta. Rafael nació seis días antes del cumpleaños de Nina. “Él será siempre mi mejor regalo”, dice, agregando que siempre estará muy
agradecida a la madre biológica, quien tuvo la fuerza para buscar una vida mejor para su bebé. Con respecto al costo de adopción, Nina pagó $20,000, que incluyeron el costo de los abogados y
el de las agencias. Algunos padres invierten hasta $40,000 o más cuando es necesario pagar el cuidado de la madre natural del bebé. Cortesía Vanessa García VANESSA GARCÍA Y TAIKA Como Nina,
Vanessa García y su esposo Ignacio consideraron la opción de adoptar un niño de otro país, pero el proceso era más engorroso y más caro. Vanessa no tuvo que ir muy lejos para encontrar a su
hijo. Adoptó a Taika hace más de tres meses. El niño nació en un pueblo de la Florida, apenas 158 millas de la casa de Vanessa en Miami. Este día de las madres, Vanessa lo pasará con su
madre y su hijo en Oregón, donde tiene que ir por razones de trabajo. “Estaba pensando en qué haría para mi mamá”, dice Vanessa, escritora de 39 años, “y de pronto me di cuenta que, por
primera vez, yo también era mamá”.