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Tenía 61 años y estaba a la merced de mi próstata. No podía viajar a ninguna parte si no sabía dónde estaba el baño más cercano. Las situaciones de urgencia aparecían de la nada y pasaba las
noches entre el dormitorio y el baño. Hablé con un urólogo que me dijo que, a mi edad, probablemente se trataba de un agrandamiento de la próstata; en términos médicos, hiperplasia
prostática benigna (HPB). La próstata es la glándula masculina del tamaño de una nuez que produce el semen. A medida que envejecemos, es frecuente que aumente de tamaño y, como rodea a la
uretra (el conducto que transporta la orina fuera del cuerpo), puede obstruir su flujo. La hiperplasia prostática benigna puede provocar la sensación de que la vejiga está siempre llena,
hasta cuando uno acaba de orinar y puede dificultar el inicio del flujo de orina. El urólogo me ofreció un medicamento recetado para tratar mis síntomas. Pero no quería agregar otro
medicamento a mi creciente régimen diario, así que decidí primero experimentar con suplementos a base de hierbas utilizados durante mucho tiempo en las culturas tradicionales para la salud
urinaria masculina: extractos de plantas como la palma enana americana y el cardo mariano. Al cabo de un par de semanas noté menos síntomas, pero el problema fue empeorando poco a poco hasta
que quedó claro que necesitaba una solución diferente. "No tenemos datos confiables que respalden los suplementos", afirma el Dr. Naren Nimmagadda, profesor adjunto de urología de
la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore. Sin embargo, añade: "Si las personas los usan y me dicen que tienen beneficios, no les digo que los dejen".
Hay muchas cosas que la ciencia no ha descubierto sobre la hiperplasia prostática benigna, como qué la causa, por qué es más frecuente en occidente que en países asiáticos como China y
Japón, y por qué puede ser más frecuente entre los hombres negros. "La genética, el estilo de vida y los factores ambientales pueden desempeñar un papel", afirma el Dr. Thomas Chi,
profesor de Urología de la Universidad de California en San Francisco. Lo que sí se sabe es que la década de vida de un hombre se corresponde casi exactamente con la probabilidad de que
sufra un agrandamiento de próstata. "El 50% de los hombres de 50 años, el 60% de los de 60, el 70% de los de 70 y así sucesivamente tendrán agrandamiento prostático", afirma el Dr.
Tobias S. Kohler, urólogo de Mayo Clinic. Sin embargo, señala que solo la mitad tendrán síntomas, porque no es solo el tamaño de la próstata lo que causa la obstrucción, sino también su
arquitectura (es decir, cómo está configurada alrededor de la uretra).