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Podemos preferir no hablar —o pensar— sobre la cera de los oídos, pero los adultos mayores son más propensos a tener problemas con esta sustancia pegajosa. Aunque la cera de los oídos pueda
parecer asquerosa, la sustancia que está hecha de piel muerta y aceite tiene un propósito importante: proteger tus oídos del polvo y la suciedad. A veces, una acumulación de cera en los
oídos puede ser incómoda e interferir con tu audición, y los cambios en la cera de los oídos están relacionados con otros problemas de salud. Entonces, antes de que agarres un hisopo de
algodón, lo cual los médicos no aconsejan, aprende cómo la cera de los oídos puede indicar algunas enfermedades. "La cera de los oídos, o cerumen, puede revelar bastante sobre lo que
está sucediendo en el canal auditivo y a veces incluso tendencias de salud más amplias", dice Signe Steers, una audióloga en The Audiology Place en Sydney, Australia. Aunque la cera en
sí no se usa para diagnosticar enfermedades, los cambios en su apariencia pueden significar cosas importantes sobre tu salud. A continuación, cinco cosas que tu cerumen está tratando de
decirte. 1. COLOR La cera de oído saludable es de color blanco crudo, dorado o naranja cuando es nueva. La cera de oído que lleva más tiempo puede ser más oscura. Esto es normal. Otros
colores pueden indicar un problema de salud. * VERDE: podría significar que tienes una infección * MARRÓN CON RAYAS ROJAS: podrías tener una lesión en el oído o un tímpano roto * NEGRO:
indica un bloqueo 2. OLOR Si tu cerumen tiene un olor raro, podría ser una señal de infección, como el tipo que ocurre con la otitis externa (oído de nadador), cuando el agua se queda
atrapada en el canal auditivo después de nadar. También podría ser una señal de otra infección bacteriana o fúngica. En los bebés, la cera de los oídos que huele a jarabe de arce puede ser
una señal de la enfermedad de la orina con olor a jarabe de arce (en inglés), una enfermedad rara que ocurre cuando el cuerpo no puede metabolizar los aminoácidos. Aunque es mucho más común
en bebés, esta enfermedad también puede afectar a los adultos, causando trastornos de movimiento como temblores.