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Sábado, 3 de mayo 2025, 00:22 Comenta Compartir Un último paso para alcanzar la gloria. La sección femenina de balonmano del CD Universidad de Granada afronta en Málaga este fin de semana la
fase de ascenso a División de Honor Plata, el tercer escalón de dicho deporte a nivel nacional. Subir de categoría supondría todo un reto para una plantilla que, entre examen y examen, saca
tiempo para golear la meta rival. El parqué del campus de Cartuja acoge los brincos constantes de las jugadoras del cuadro granadino. La mayoría compaginan el deporte con sus estudios
universitarios, su principal fijación durante el año. También tienen tiempo para defender sobre la pista el escudo de la entidad que les facilita formación y unas instalaciones de primer
nivel. El 'Uni' finalizó en cuarta posición la fase regular de Primera Nacional, división que se distribuye en distintas ligas regionales. Con un bagaje total de diez triunfos, dos
empates y seis derrotas, el conjunto dirigido por Juanan López consiguió su billete para la fase decisiva del campeonato, con el ascenso en liza. «Hemos sufrido dificultades. Llegaron
jugadoras nuevas al principio, algunas desde las categorías inferiores, y hubo que adaptarlas al estilo del equipo. También sufrimos lesiones, pero nos levantamos para cuajar una gran
campaña», explica a IDEAL el entrenador del grupo, Juanan López. Nacido en Bailén, el técnico dirige al 'Uni' por tercer curso consecutivo. El pasado ya logró aupar a las
granadinas al tercer escalón de Primera Nacional, un bronce que este 2025 tendrá un premio añadido. «Al participar el Ramón y Cajal de Ceuta con plaza de extracomunitario, se clasificarán a
la ronda definitiva los dos finalistas y el equipo que gane el partido por el tercer y cuarto puesto de la promoción. Pasarán a disputarse el ascenso con equipos de fuera de Andalucía y
nosotras queremos estar ahí. El ascenso nos da cosquillas», bromea. El formato de competición es complejo. El 'Uni' afrontará las semifinales el sábado frente al Maravillas
Benalmádena, el líder del grupo andaluz y todo un hueso que amenaza los intereses de las granadinas. En caso de derrota, todavía habría una segunda y última oportunidad sobre la mesa. «El
respeto hacia el rival es máximo. Cuentan con jugadoras de mucha experiencia, aunque hemos sabido competirles los últimos años. Lucharemos para pasar a la final con el billete a la fase
definitiva en el bolsillo», avanza López. Costa del Sol Málaga y Ciudad de Granada serán los otros semifinalistas, con un objetivo idéntico al del cuadro universitario. En el mejor de los
casos, los dos clubes granadinos se medirían en una hipotética final el domingo en el pabellón Diego Carrasco de la ciudad malagueña con sus plazas más que garantizadas en la siguiente
eliminatoria. Otro escenario depararía un encuentro de infarto por el tercer puesto entre ambos, con tan solo uno de ellos manteniendo intacto el sueño del ascenso. «Se trata de dar el salto
a una categoría de nivel nacional. Hay muchos andaluces como el Mijas o el Montequinto. Competir con ellos supondría un salto para las chicas. Algunas llevan conmigo tres años y el ascenso
sería una manera inmejorable de cerrar el ciclo. Se lo merecen, pues se sacrifican para poder compaginar el deporte con sus estudios. Hasta entrenan en días festivos cuando toca. No se les
puede reprochar nada», defiende el entrenador. ESFUERZO Antes de cada sesión, las chicas del 'Uni' hacen parada por el gimnasio de Cartuja. Pesas, ejercicios con cintas, tablas de
abdominales... El esfuerzo es innegociable para poder competir al máximo de sus fuerzas en Málaga. «El ascenso nos ilusiona realmente. Algunas llevamos jugando al balonmano desde pequeñas,
soñando incluso con llegar a Liga Guerreras Iberdrola –la primera categoría–. Sabemos lo que implicará jugar en División de Honor Plata, así que tenemos que estar preparadas en lo táctico,
pero también en lo físico», desgrana Alba Hispán, la capitana. Maracenera de nacimiento, la pivote describe al grupo como una familia. Un lugar en el que desconectar y establecer lazos
alrededor del balón. «Varias de nosotras nos tatuamos unas ramitas, ya que cuando entramos en el equipo nos dijeron que éramos los brotes verdes. Esa confianza hizo que nos uniésemos, algo
clave para el compromiso y no dar ningún partido por perdido», refleja Esperanza Serrano, otra pivote, delante de sus compañeras. Así, soñar está permitido. Comenta Reporta un error Límite
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