«el perro guía no es un gps pero te da libertad, no tienes que pensar en los obstáculos» | ideal

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Ser un faro en la oscuridad, esa es la misión que cumplen los perros guía. Son animales, sí, pero también compañeros que facilitan la vida ... a las personas ciegas o con la visión


severamente reducida, una misión que se les reconoce con su propio Día Internacional el último miércoles de cada mes de abril. York es de los pocos perros guía que hay en la provincia de


Jaén; lo es desde hace menos de un año junto a Pedro; un periodo en el que han estrechado vínculos aunque aún continúan perfeccionando la comunicación. «Al principio vas asustado, no sabes


cómo se comporta el perro y no os conocéis. Tienes que comenzar realizando siempre las mismas rutas, que sepa como reaccionas tú, y poco a poco se va soltando, de tal manera que yo ahora por


ejemplo se que cuando se para es porque hay un bordillo que tengo que subir. York también ha aprendido al llegar a una esquina que si digo dobla es a la izquierda y dentro a la derecha;


desarrollas un lenguaje especial con el», relata Pedro. La decisión de solicitar el perro guía llegó en el año 2019 por las dificultades de utilizar el bastón. «Yo era muy torpe. Siempre iba


en tensión, esquivando obstáculos y siempre tenía algún problema. Ahora he ganado en movilidad, gracias a York ni me entero de las barreras y tengo la cabeza despejada, es una maravilla»,


relata. El proceso para conseguir un perro guía no es fácil, pues hay que resultar apto en varios informes, como el psicológico, el del trabajador social, de salud y de movilidad. No todas


las personas pueden tener un perro guía, ni todos los perros guías son adecuados para todas las personas. «Se estudia desde la forma de moverse del usuario hasta si convive con otros


animales. Después es importante cumplir con las normas que da el instructor, que incluyen hasta la alimentación, que está muy medida. Por ejemplo para comer tiene que sentarse y yo darle


permiso para que vaya. Después también se le recompensa con cariños y algún premio cuando lo hace bien, eso estrecha aún más el vínculo», explica Pedro. Durante las primeras cuatro semanas


los usuarios tienen que enviar un informe cada semana sobre el estado de salud y cómo desarrolla su trabajo, y durante un año de forma mensual. De tal forma, si hay algún problema en su


comportamiento, el instructor acudiría para solucionar la incidencia para que pueda desarrollar su labor. En el caso de York el comportamiento es inmejorable. Desde lugares de aglomeración


como centros comerciales hasta en misa, el perro se comporta «perfecto y con seguridad», reconoce Pedro. «También es tener responsabilidad afectiva. En un concierto que estuve no lo llevé,


se que lo va a hacer bien, pero no tiene necesidad de pasar por eso. O en la feria, no le asustan los cohetes, pero yo me valgo y no hace falta ese trance», relata. Y es que al margen de su


labor como guía, la relación que se establece es muy fuerte. «Ahora es uno más de la familia, no es solo para salir a a la calle, dentro de casa da mucho cariño y eso es una auténtica


maravilla». NO TOCARLO Una cuestión es clave en los perros guía: que el resto de personas no se acerquen a tocarlo cuando porta el arnés. Este acto, que se suele cometer por desconocimiento,


puede resultar en que afecte al estado anímico del animal, y por tanto en su conducta. «Si alguien se acerca que pida permiso para que yo pueda entonces quitarle el arnés y York sepa cual


es la situación. También hay dueños que sueltan la correa para que sus mascotas se acerque, y eso también les afecta; se que es con buena intención, pero no debe hacerse. Y si el animal está


suelto y ven que pasa un perro guía, que lo cojan para evitar que se acerque». En cuanto a situaciones de discriminación, Pedro reconoce que solo ha sufrido una y fuera de la provincia al


acceder a un restaurante. «Después de hacer la cola nos dijeron que no podíamos entrar, que tenía que ser fuera cuando hubiera una mesa libre. Nos negamos y al final nos dejaron entrar; es


importante levantar la voz, no por nosotros sino para los siguientes, para que no se enfrenten a una situación tan desagradable».