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Comenta Compartir Friedrich Merz ha arrancado su mandato como canciller alemán con la búsqueda de complicidades para gestionar la economía y la inmigración. Tras una tortuosa proclamación
... en el Bundestag, cuando 'compañeros' de su gran coalición le castigaron con una derrota simbólica en la primera votación, Merz se reunió en París con Emmanuel Macron. El
objetivo era poner las pilas al motor franco-alemán, con el fin de hacer frente a la ofensiva que plantea Estados Unidos, y más viendo que el Reino Unido va poco menos que por libre a la
hora de solventar los desarreglos arancelarios provocados por Trump. Alemania no puede seguir asomada al precipicio de la recesión. El Gobierno de conservadores y socialdemócratas asume el
reto de devolverle el impulso y con él, reanimar la actividad de la Unión Europa. Y está obligado a hacerlo con el concurso de Bruselas, especialmente en el anunciado «endurecimiento» de
fronteras para extremar el control de la inmigración irregular. Merz tendrá siempre las de perder en su propio país si pretende competir con la extrema derecha en un asunto tan sensible. Un
desafío que exige conciliar el rigor en la gestión con la dignidad humanitaria. Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento
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