Play all audios:
Álvaro de la Torre Araus Granada Martes, 6 de mayo 2025, 00:15 | Actualizado 07:48h. Comenta Compartir Los Martes Santo Granada se reviste de incienso, recogimiento y emoción desbordada. Sin
embargo este año volvió a cubrirse de nubes, lluvia y decisiones difíciles. Eso sí, aunque el cielo lloró, los corazones cofrades no se apagaron. Todo lo contrario: vibraron con más fuerza
que nunca. Un lustro, menos un paréntesis de un año (2023) lleva la ciudad sin vivir con normalidad esta jornada de la Semana Santa. Cuatro hermandades -Cañilla, Esperanza, Vía Crucis y
Lanzada- vivieron nuevamente el trago amargo de cancelar sus salidas procesionales por culpa del mal tiempo. Y no es la primera vez. Desde 2019, los elementos se han confabulado con la
historia para dejar a estos hermanos dentro de los templos, con los pasos listos, los cirios encendidos, pero sin pisar las calles. Y es que la Semana Santa granadina parece estar
escribiendo una página marcada por la resiliencia, la paciencia y la firmeza de sus cofrades. CURTIDOS EN UNA BATALLA QUE JAMÁS PENSARON LUCHAR Este año, el primer aviso llegó de la mano de
la Sagrada Lanzada. Enrique Trujillo, su hermano mayor, compartía la desilusión con serenidad, como quien ya sabe lo que viene, pero nunca se resigna del todo. «Los partes eran clarísimos»,
comparte, con esa mezcla de dolor y experiencia que solo los años sin salir otorgan. Solo una vez en seis años han podido salir a la calle. Pero, a pesar del golpe, hay cierta seguridad: la
Real Federación ofreció la contratación de un seguro que alivia el impacto económico por la suspensión. ¿La respuesta de los hermanos mayores? «Lo hemos rechazado. Porque hasta el último
segundo queremos seguir luchando por salir y que nadie pueda pensar que había alguna oportunidad», afirman de forma coordinada. Ese es y debe ser el espíritu que transmiten estos hermano
mayores curtidos en una batalla que jamás pensaron luchar. Y aunque la lluvia caló en los huesos, no logró apagar el fuego interior de los cofrades. Enrique lo resume con ternura: preparar
el hábito, estar listos a la hora señalada… todo forma parte de una liturgia que no entiende de agua ni de cielos grises. «Un cofrade siempre debe estar listo para hacer pública
manifestación de fe», nos recuerda. Y en eso, Granada no falla. El Vía Crucis, cofradía decana, lleva sobre sus hombros décadas de historia. Su hermano mayor, Vicente Gomariz, que ocupa el
cargo desde 2019, solo ha podido ver su cofradía en la calle una vez. Aun así, sigue ahí, con el alma intacta. Nos cuenta con emoción cómo esta cadena de suspensiones ha afectado
profundamente a los más veteranos. Hay hermanos que, por su edad, ya no podrán vivir otra estación de penitencia. Uno de los casos más emotivos es el de la vocal de Caridad, que aún con
fuerzas para su labor incansable ya no puede soportar largas horas de pie. Qué duro debe ser no poder despedirse de la túnica que tanto se ha amado. La hermandad de Nuestro Padre Jesús del
Gran Poder y Nuestra Señora de la Esperanza también tomó la dolorosa decisión de quedarse dentro. El templo de San Gil y Santa Ana, una vez más, no vio salir sus pasos. Luis Joaquín Sánchez
Martínez, hermano mayor, quiso estar con las hermanas camareras en el Colegio de Abogados para acompañarlas en ese trago amargo. «Ellas no salen desde la iglesia, y para ellas es aún más
difícil no ver a nuestros Titulares», explicaba con cariño. Hay hermanos que, por edad, ya no pueden desempeñar ciertos puestos. Otros, como los más pequeños, están viendo cómo los años
pasan sin vivir esa primera experiencia cofrade. «Tenemos niños que ya no podrán salir nunca como monaguillos», comparte con tristeza. MUCHO MÁS QUE UNA PROCESIÓN Y qué decir de La Cañilla,
esa querida hermandad del Realejo, que tenía un recorrido nuevo preparado, un sueño por cumplir, y que tuvo que volver a guardar sus pasos. Germán Bolívar Urbano, su hermano mayor, lo dijo
con una sonrisa entre lágrimas al comunicar la mala noticia: «Estad alegres. Los titulares están aquí todo el año». Y es verdad. Aunque las calles no vieran el desfile, los corazones sí
sintieron la presencia de sus imágenes. «Hemos hecho todo lo posible, pero no podemos poner en riesgo a los hermanos». Pero en medio de tanta lluvia, hubo rayos de luz. Bolívar contaba con
orgullo cómo el Viernes Santo muchos hermanos salieron a acompañar a la Soledad de Nuestra Señora en su traslado al Campo del Príncipe. «Ver a los hermanos salir ese día me emocionó
muchísimo», confiesa. Porque si algo tiene la Semana Santa de Granada es esa capacidad de renacer en cada esquina, en cada gesto, en cada mirada al cielo. Sí, ha sido un Martes Santo
complicado. Otra vez. Pero no fue un día vacío. La adversidad los ha unido. Llegaron rápido a un acuerdo con la nueva Carrera Oficial. Se conocen y se sienten aún más cerca. Fue un día lleno
de gestos, de abrazos, de palabras de aliento, de lágrimas compartidas y de fe mantenida contra todo pronóstico. Las hermandades no salieron, es cierto, pero sus corazones latieron con la
misma intensidad que si hubieran recorrido la Carrera de la Virgen que si pisan juntos para esta entrevista. Porque, al final, el Martes Santo es mucho más que una procesión. Es amor, es
entrega, es comunidad, es familia. Y como bien dijo uno de los hermanos mayores: «La ilusión no se moja». Se mantiene viva, lista para brillar con más fuerza el próximo año. Comenta Reporta
un error Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a
las vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos. Volver a intentar Sesión cerrada Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este. Para
continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo. Este contenido es exclusivo para suscriptores ¿Tienes una suscripción? Inicia sesión