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Martes, 13 de mayo 2025, 09:24 Comenta Compartir La abuela de Albuñuelas, Carmen Redondo Mingorance, cumple el día de San Isidro Labrador (15 de mayo) de este año un siglo de vida. Su madre
se llamaba Concepción y su padre Antonio. Eran 6 hermanos: tres hombres y tres mujeres. Carmen pudo ir a la escuela poco tiempo. A corta edad comenzó a trabajar en Granada capital sirviendo
en la casa de un capitán médico y allí aprendió a poner inyecciones. En aquellos tiempos conoció al limosnero Fray Leopoldo de Alpandeire, beatificado en Armilla el día 12 de septiembre de
2010. Cuando Carmen cumplió 22 años contrajo matrimonio con Francisco Castillo Briones (ya fallecido) nacido en Béznar. Y tuvieron tres hijos: Francisco, Antonio y Carmen. Esta centenaria
mujer tiene 11 nietos y nietas y 19 biznietos y bisnietas. Carmen reside desde hace 10 años en Cozvíjar con su hija Carmen, de 64 años de edad. A Carmen Redondo le gusta comer platos de
cuchara y toda clase de frutas: uvas, sandías, plátanos, melón, melocotón, peras, etcétera. Todo le sienta bien. Ella es muy devota de San Sebastián, la Virgen de las Angustias, la Virgen de
la Cabeza y otros santos y santas. Esta mujer centenaria no usa pañales y no precisa ayuda alguna para desenvolverse. Una de sus pasiones es la lectura. Ahora está leyendo el libro
'Mas allá del jardín', escrito por Antonio Gala. Carmen conoció su pueblo de Albuñuelas sin luz eléctrica y sin agua corriente en las casas. En aquellos entonces la gente se
alumbraba con candiles alimentados con aceite y la ropa se lavaba en el río y en lavaderos. Entonces en Albuñuelas existían muchos burros, mulos y pastores de cabras y ovejas. La gente
cebaba uno o varios cerdos durante todo el año para el gasto de la casa. Muchas familias salían a otros pueblos con bestias para vender leña y piñas para las tahonas. Algunas personas se
dedicaban a la obtención de piñones. Albuñuelas, antes llamado Las Albuñuelas, es el municipio con más extensión de la comarca del Valle de Lecrín. Su superficie es de 140 kilómetros
cuadrados. Este pueblo limita con Padul, Villamena, El Valle, Los Guájares, Lentejí, Otívar y Jayena. Carmen y su marido, que era arriero, trabajaron duramente en Motril, en la zafra de la
caña de azúcar. También, en otra época del año trabajaba esta familia recogiendo aceituna en la zona de 'La Ventilla', 'Pozo Guerrero.' y otros parajes cercanos a Jayena.
A las cinco de la mañana toda la familia se levantaba para trabajar en el campo, de sol a sol. La madre de Carmen salía al campo a rebuscar espigas de trigo para poder hacer harina en uno
de los molinos cercanos a Río Santo de Albuñuelas y después elaborar panes para toda la semana. Las tejas y ladrillos que se elaboraban en este pueblo gozaban de gran fama. Durante muchos
años Carmen hizo la labor de practicanta, sin título, en su municipio, sin cobrar nada por ello. Toda su familia la describe como una mujer muy prudente y cariñosa. Nunca ha protestado por
nada ni se ha quejado por nada. Comenta Reporta un error