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Hace unas semanas los medios de comunicación, a nivel nacional, informaban de que el Santo Padre había aprobado un decreto que reconocía las «virtudes heroicas» ... de Antonio Gaudí por su
trabajo en el diseño de la Sagrada Familia, en Barcelona. Abriendo, por lo tanto, el proceso de beatificación de Gaudí. Deduzco qué habría sido uno de los últimos decretos en firmar el Papa
Francisco ya que el día en que escribo estas líneas, 21 de abril, nos llegó la luctuosa noticia, al orbe cristiano, de su fallecimiento. Si algún lector ha dado la vuelta al mundo, yo no he
tenido esa suerte, habrá comprobado que en cualquier «cornijal» del globo terráqueo, afortunadamente, ha encontrado huellas de la existencia de un murciano. Tal afirmación me lleva a recalar
en la Ciudad Condal. Barcelona presume de la basílica de la Sagrada Familia, obra del genial Antonio Gaudí y Cornet. Si bien el mencionado Templo Expiatorio encierra su raíz histórica en un
murciano. Me refiero al arquitecto Francisco de Paula del Villar y Lozano (1828-1901), nacido en el castizo barrio de Santa Eulalia. Sus primeros estudios los efectúa en Murcia.
Posteriormente se tituló, en Arquitectura, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Después marcharía a Barcelona, en donde obtuvo la plaza de catedrático de Arquitectura
Legal de la Academia Provincial de Bellas Artes. Igualmente sería nombrado arquitecto diocesano, durante el periodo de 1874 a 1892. En esos años entabla amistad con el librero José María
Bocabella. A la sazón, presidente de la asociación de Devotos de san José, quien guiado por la gran devoción que profesaba al mencionado santo, ideó levantar un templo en su honor. Trasladó
la misma al «Eulalio», y el arquitecto comenzó la redacción del proyecto encargado. La primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1882. Al poco tiempo la cripta se había realizado. A partir
de ese momento las desavenencias entre el murciano y Bocabella fueron en aumento, por lo que nuestro paisano presentó su renuncia a continuar la obra. De Paula intentó volver a trabajar en
Murcia, por lo que se ofreció al ayuntamiento capitalino para redactar el plano y servicios, de forma totalmente altruista. No lo consiguió. Pero no obstante a ello entregó un importante
donativo a la ciudad que le vio nacer. El facultativo se dejó el proyecto de la Basílica. La dirección de las obras quedaron huérfanas. Francisco de Paula obtuvo autorización para designar a
otra persona que continuase su labor. Conocido era que Del Villar contaba, en su equipo, con un ayudante, al que estimaba, cuya labor realizaba como delineante, llamado Antonio Gaudí y
Cornet, éste sustituye al autor. Gaudí modificó el proyecto. Teniendo presente que, a lo largo de los años, también ha sufrido distintas rectificaciones. Francisco de Paula desempeñó el
cargo de director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Diseñando, entre otros, el ábside de la basílica del monasterio de Montserrat. Efectuó la construcción de varias iglesias y
hospitales. Dejando en Cataluña huella de sus magníficos trabajos. Fue presidente de la Asociación de Arquitectos de Cataluña. Director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Miembro
Numerario de la Real de Ciencias y Artes de Barcelona. El proyecto del edificio de la diputación provincial de la Ciudad Condal salió de sus manos. Murcia debe de estar orgullosa de su hijo
Francisco de Paula, ya que hacía patria en donde estuviese. Pese a ello la mayoría del pueblo murciano no conoce a este ilustre hijo. No existe calle o busto alguno que nos lo recuerde. Con
estas líneas pido que nuestras autoridades municipales rescaten a este «Eulalio» que amó a su tierra y, como escribió el poeta archenero, sentía «murria» por ella.