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Javier Provincia Viernes, 2 de mayo 2025, 23:23 Comenta Compartir Pueblos donde reina la paz y la tranquilidad durante la semana, la gente va a comprar a las tiendas tomates, patatas y otros
productos, donde se toman una cerveza en el bar, mientras que otras personas aprovechan para limpiar o madrugar para ir al campo y sembrar. Días en los que no ocurren grandes
acontecimientos, pero la mañana del pasado lunes 28 de abril estaba más tranquila de lo que es habitual en Senés, uno de los municipios de la Sierra de Los Filabres. «Me di cuenta del apagón
porque estaba esperando una llamada importante que nunca llegó en todo el día. Al entrar en casa, noté que el frigorífico había dejado de funcionar. Como no había luz en mi vivienda, bajé a
preguntar a mis tíos abuelos, que son mis vecinos, si ellos tenían electricidad, pero tampoco les funcionaba nada. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que el problema afectaba a todo el
pueblo», comentó María Bascuñana Golbano, concejala de Senés. «La cuidadora de mis tíos abuelos fue la única que aún tenía conexión a internet, y gracias a ella varias personas nos
enteramos de que se trataba de un apagón a nivel nacional». Golbano aprovechó para conocer la esta situación en aquel momento del pueblo. «Salí a la calle con mi perra y me crucé con unos
trabajadores que estaban arreglando unas calles. La maquinaria se había detenido por completo. Después me acerqué al Ayuntamiento de Senés y allí también se habían apagado los ordenadores y
todos los sistemas; nadie pudo trabajar ese día». Velas y linternas Según relató la concejala «la dueña del único bar, que por el momento está abierto en el pueblo, tuvo muchísimas pérdidas.
La luz ya no volvió hasta la madrugada, y mientras tanto, muchos vecinos tuvimos que comprar velas y pilas para las linternas, intentando sobrellevar la noche sin electricidad». Por suerte,
«en la mayoría de las viviendas del pueblo seguimos cocinando con butano, así que al menos pudimos preparar comida, ya que no usamos vitrocerámica como en las ciudades». Golbano añadió que
«a la mañana siguiente se nos volvió a ir la luz por unos minutos y sobre el medio día nos quedamos nuevamente también durante un buen rato sin conexión a internet ni cobertura». En
Velefique, otro de los municipios de la Sierra de Los Filabres, tampoco pasó desapercibido esta situación inaudita. «A las 12.30 horas nos quedamos sin luz e incomunicados de las redes
sociales, pero al no haber mucho teletrabajo no afectó demasiado», comentó Ramón Rubira, concejal de Velefique. Por otro lado, Antonio José García, poeta y jardinero del Ayuntamiento de
Velefique hizo una pequeña radiografía del contexto histórico de esta localidad. «La gente aquí suele estar acostumbrada, sobre todo las personas mayores, a que antes no tenían electricidad
en absoluto hasta que llegó en los años 60-70». De hecho, Jesús Díaz, docente jubilado, comentó que «no lo pasamos tan mal porque cuando éramos jóvenes estuvimos sin luz en el pueblo y
teníamos que leer por las noches con el candil y el que pillaba el candil era el rey». A su vez, Antonio José García contó que durante unos minutos le coincidió el apagón en Tabernas porque
en ese momento fue a comprar y se encontró con que la dueña de una tienda estaba con un foco y otro comerciante, al haberse ido la luz, estaba haciendo las facturas de forma manual en vez de
con el ordenador. «Silencio sepulcral» Al llegar a Velefique, García preparó la comida en la lumbre, ya que «como todo lo tenemos eléctrico» y ya «por la noche estuvimos con focos porque no
encontramos las velas». García expresó que hubo «un silencio sepulcral, como si hubiese vuelto una noche de los años 60». Durante esa noche, algunos vecinos se las apañaron con velas y
otros encendieron unos candiles antiguos de sus familiares, como les pasó a una familia que llegó de Barcelona al pueblo durante ese día. Otro de los municipios de la Sierra de Los Filabres
que padeció el apagón fue Castro de Filabres. «Fue fatal. Estaba en casa y fui a Tabernas a comprar y las tiendas estaban cerradas, después fui al banco y también, y después me acerqué a la
gasolinera y no pude repostar combustible», cuenta Paco Martínez Egea, vecino de Castro de Los Filabres, que regresó «enfadado» a su casa y que al no poder cocinar por el apagón hizo, junto
a su mujer, una ensalada y sacaron unos embutidos para poder comer algo. Normalidad «Menos mal que tenía la linterna del móvil, con la que nos pudimos apañar medio bien porque las velas no
funcionaban ni alumbraban nada», comentó Paco Martínez Egea. Ya para las 9.00 horas en gran parte de los municipios de la Sierra de Los Filabres y de la provincia de Almería había regresado
la luz, la claridad y por fin, la normalidad. Comenta Reporta un error